viernes, 20 de noviembre de 2009

La tele de las mañanas (¡por un día que me quedo en casa!)

A ver: os pongo en situación. Yo no sé muy bien lo que ponen en la tele por las mañanas, porque no puedo verla porque tengo un empleo y a esas horas no estoy en casa. Y eso es muy raro. Es muy raro que no sepa lo que ponen en la tele por las mañanas, no que tenga un empleo, aunque tal y como están las cosas me temo que lo segundo empieza a ser más raro que lo primero.
Hace unos días fue fiesta en mi ciudad, no me preguntéis si era la Almudena, la Inmaculada o la Santísima Virgencita Verde que Brilla en la Oscuridad, porque para las fiestas soy un desastre y la única que distingo es la de Año Nuevo, porque es cuando mis amigos me dan alcohol a deshoras. Ese día festivo me levanté prontito, compré unos churros con su grasilla y tal y me senté frente a la tele mientras decía en alto: “¡por fin me voy a enterar de lo que ponen en la tele por las mañanas!”. Mi chica, que aún estaba durmiendo, apareció en el salón con una barra de hierro que guarda para la ocasión y golpeándome en la cabeza con ella añadió: “¡de lo que te vas a enterar es de lo que vale un peine, como no hables más bajo!”. Y se volvió a acostar. Me quedé sólo, con la tele encendida, el mando a distancia en la mano, los churros en un platico y un pensamiento inquietante en la cabeza: ciertamente… ¿cuánto coño valdrá un peine?
Empiezo por TVE1. Hay un programa que se llama “La mañana de la 1”. Muy bien elegido el nombre. Porque lo podrían haber llamado “El asombroso ataque de los despiadados ñus ibéricos”, pero claro, no estarían describiendo tan bien el programa. Mucho mejor el despliegue de ingenio de “La mañana de la 1”. Pillo justo el principio. La presentadora, Mariló Montero, hace una suerte de sumario o “ronda de titulares”, consistente en pasearse entre los colaboradores, que están de pie muy tiesos y desperdigados por el plató. Cada uno le va diciendo a Mariló de lo que va a hablar, produciéndose situaciones ligeramente grotescas como ésta:
Mariló Montero, que presenta "La mañana de la 1" por la mañana en la 1.
  • Fernando Ónega (con cara de tremenda consternación): “Hoy hablaremos de las familias de los secuestrados en el Alakrana” (aún no les habían liberado).
  • Mariló (muy apenada): “Vaya por Dios”. Y se acerca a una chica mona que lleva un pantalón vaquero muy corto con medias, una moda que me gusta mucho porque así veo más piernas.
  • Chica mona: “Después averiguaremos quién es el futbolista más guapo de la LIga”.
  • Mariló: “¡Venga!”. Y se aproxima pizpireta a otra chica con un pantalón más largo y con una cara más triste.
  • Chica triste: “También conoceremos a una familia que ha perdido a su hijo”.
  • Mariló (solidaria): “Oh, qué lástima”. Y continúa andando hacia el doctor del programa.
  • El doctor (ilusionado): “Y sabremos cómo funciona el corazón, motorrrrr de nuestro cuerpo”.
  • Y Mariló: “¡Qué bien!”
Pobre Mariló. Qué estresante debe de ser cambiar tan rápido de estar alegre a estar triste, como si fueras Michael Landon.
Me paso a Antena 3. Creo que el programa es Espejo público, pero no estoy seguro. Ramón Arangüena les está poniendo un vídeo a Susana Griso y compañía, para que se descojonen con sus cosas. El vídeo muestra a un tío que se mete en el acuario de un zoo a nadar entre los pingüinos, hasta que un par de empleados le sacan de ahí y se lo llevan al calabozo del zoo (que dirían Faemino y Cansado). El vídeo es curioso, pero no tiene gracia. Y como nadie se ríe, el pobre Ramón empieza a meter comentarios hilarantes de fondo para intentar animar la cosa, hasta llegar a cotas de humor que sólo había visto en Humor amarillo. Cuando a mí me entra la vergüenza ajena viendo la tele, cambio de canal. No lo puedo evitar. Y lo hago.
Susana Griso, que salió cuando puse Antena 3.
Vuelvo a TVE1. Porque antes no os lo he dicho, pero el médico ése que iba a hablar del corazón no era otro que el doctor Luis Gutiérrez, o sea, ¡el Señor Tomate! Y con él estaba todo el equipo de Saber vivir, el programa de salud que me quitaron hace meses y cuyo surrealismo era una de mis alegrías cuando estaba de viaje y ponía TVE Internacional. Están todos allí, incluso la señora que explica cómo estar en forma mientras un maromo muy mazas hace gimnasia tras ella, bastante sobreactuado y mirando sonriente a cámara, como hacían los del Ballet Zoom. En efecto, el Señor Tomate nos habla del corazón. Y les dice a sus compañeras que se pongan la mano en el pecho para contarse las pulsaciones. Lo hacen. Acto seguido añade que es mucho mejor que se las cuente una tercera persona. Qué pillín, Señor Tomate. Lo que pretendes sutilmente es amasar los senos de tus colaboradoras. Me entra un arrebato feminista y cambio a Telecinco.
Debate cultural en El programa de Ana Rosa (otro espacio en el que los inventores de títulos lo han dado todo). Hablan del corazón, pero no precisamente del mismo corazón que quería palpar el Señor Tomate. Reconozco en la tertulia a Paloma García Pelayo, una mujer con la que, no me preguntéis por qué, tuve una curiosa reunión de trabajo hace ya varios años. Con ella y con Ángela Portero. Todos tenemos un pasado, y el mío es triste. Hablan de Julián Muñoz y de la Pantoja, comentando una entrevista que por lo visto le hicieron al honrado ex-alcalde en Sálvame. O sea, que en Telecinco por las mañanas se habla del corazón, por la tarde está el Sálvame diario” y los viernes por la noche el Sálvame deluxe. Desde la overdose de Vip, Vip noche, Vip guay, Vip corazón y Vip express, no había visto una obsesión así.
Regreso a Antena 3. Ahora hablan de mujeres ambiciosas. Ponen tres ejemplos seguidos: Carla Bruni, Esperanza Aguirre y Victoria Beckham. Me encanta el eclecticismo. Para hablar de Victoria Beckham llevan a Arancha de Benito, que se autodefine como “compañera de Victoria y de todas las mujeres de los futbolistas del Real Madrid, porque las mujeres nos ayudamos entre nosotras, porque para eso somos compañeras”. No sé, para mí mis compañeros son los de mi trabajo, no los maridos de las compañeras de mi chica. Por cierto, Victoria Beckham era mala compañera, que lo sepáis, entre otras cosas porque dijo que España olía a ajo (os juro que lo dijo Arancha). En cualquier caso, no me pareció bien que llevaran a la ex de Guti para la ocasión, algo de mala leche había ahí. Porque para mí, Guti siempre debió protagonizar una secuela de Quiero ser como Beckham.

En ese mismo instante, mi chica se despierta definitivamente y vuelve a golpearme con la barra de hierro en la cabeza para que deje de ver la tele y le haga caso. Francamente, creo que ya no voy a sufrir más porque por las mañanas, mientras las teles generalistas continúan en plena ebullición, yo no pueda verlas por culpa de mi empleo.