A ver: os pongo en situación.
Yo no sé muy bien lo que ponen en la tele por las mañanas, porque no puedo verla
porque tengo un empleo y a esas horas no estoy en casa. Y eso es muy raro. Es
muy raro que no sepa lo que ponen en la tele por las mañanas, no que tenga un
empleo, aunque tal y como están las cosas me temo que lo segundo empieza a ser
más raro que lo primero.
Hace unos días fue fiesta en
mi ciudad, no me preguntéis si era la Almudena, la Inmaculada o la Santísima
Virgencita Verde que Brilla en la Oscuridad, porque para las fiestas soy un
desastre y la única que distingo es la de Año Nuevo, porque es cuando mis
amigos me dan alcohol a deshoras. Ese día festivo me levanté prontito, compré
unos churros con su grasilla y tal y me senté frente a la tele mientras decía
en alto: “¡por fin me voy a enterar de lo que ponen en la tele por las
mañanas!”. Mi chica, que aún estaba durmiendo, apareció en el salón con una
barra de hierro que guarda para la ocasión y golpeándome en la cabeza con ella
añadió: “¡de lo que te vas a enterar es de lo que vale un peine, como no hables
más bajo!”. Y se volvió a acostar. Me quedé sólo, con la tele encendida, el
mando a distancia en la mano, los churros en un platico y un pensamiento
inquietante en la cabeza: ciertamente… ¿cuánto coño valdrá un peine?
Empiezo por TVE1. Hay un
programa que se llama “La
mañana de la 1” .
Muy bien elegido el nombre. Porque lo podrían haber llamado “El asombroso ataque de los despiadados
ñus ibéricos”, pero claro, no estarían describiendo tan bien el
programa. Mucho mejor el despliegue de ingenio de “La mañana de la 1” .
Pillo justo el principio. La presentadora, Mariló Montero, hace una suerte de sumario o
“ronda de titulares”, consistente en pasearse entre los colaboradores, que
están de pie muy tiesos y desperdigados por el plató. Cada uno le va diciendo a
Mariló de lo que va a hablar, produciéndose situaciones ligeramente grotescas
como ésta:
![]() |
Mariló Montero, que presenta "La mañana de la 1" por la mañana en la 1. |
- Fernando Ónega (con cara de tremenda consternación): “Hoy hablaremos de las familias de
los secuestrados en el Alakrana” (aún no les habían liberado).
- Mariló (muy apenada): “Vaya
por Dios”. Y se acerca a una chica mona que lleva un pantalón
vaquero muy corto con medias, una moda que me gusta mucho porque así veo
más piernas.
- Chica mona:
“Después averiguaremos quién es el futbolista más guapo de la LIga”.
- Mariló: “¡Venga!”.
Y se aproxima pizpireta a otra chica con un pantalón más largo y con una
cara más triste.
- Chica triste: “También
conoceremos a una familia que ha perdido a su hijo”.
- Mariló (solidaria): “Oh,
qué lástima”. Y continúa andando hacia el doctor del programa.
- El doctor (ilusionado): “Y
sabremos cómo funciona el corazón, motorrrrr de nuestro cuerpo”.
- Y Mariló: “¡Qué
bien!”
Pobre Mariló. Qué estresante
debe de ser cambiar tan rápido de estar alegre a estar triste, como si fueras Michael Landon.
Me paso a Antena 3. Creo que
el programa es Espejo público,
pero no estoy seguro. Ramón
Arangüena les está poniendo un vídeo a Susana Griso y compañía,
para que se descojonen con sus cosas. El vídeo muestra a un tío que se mete en
el acuario de un zoo a nadar entre los pingüinos, hasta que un par de empleados
le sacan de ahí y se lo llevan al calabozo del zoo (que dirían Faemino y Cansado). El
vídeo es curioso, pero no tiene gracia. Y como nadie se ríe, el pobre Ramón
empieza a meter comentarios hilarantes de fondo para intentar animar la cosa,
hasta llegar a cotas de humor que sólo había visto en Humor amarillo. Cuando a
mí me entra la vergüenza ajena viendo la tele, cambio de canal. No lo puedo
evitar. Y lo hago.
![]() |
Susana Griso, que salió cuando puse Antena 3. |
Vuelvo a TVE1. Porque antes no
os lo he dicho, pero el médico ése que iba a hablar del corazón no era otro que
el doctor Luis Gutiérrez,
o sea, ¡el Señor Tomate!
Y con él estaba todo el equipo de Saber
vivir, el programa de salud que me quitaron hace meses y cuyo
surrealismo era una de mis alegrías cuando estaba de viaje y ponía TVE
Internacional. Están todos allí, incluso la señora que explica cómo estar en
forma mientras un maromo muy mazas hace gimnasia tras ella, bastante
sobreactuado y mirando sonriente a cámara, como hacían los del Ballet Zoom. En efecto, el Señor Tomate nos habla del
corazón. Y les dice a sus compañeras que se pongan la mano en el pecho para
contarse las pulsaciones. Lo hacen. Acto seguido añade que es mucho mejor que
se las cuente una tercera persona. Qué pillín, Señor Tomate. Lo que pretendes sutilmente es
amasar los senos de tus colaboradoras. Me entra un arrebato feminista y cambio
a Telecinco.
Debate cultural en El programa de Ana Rosa (otro
espacio en el que los inventores de títulos lo han dado todo). Hablan del
corazón, pero no precisamente del mismo corazón que quería palpar el Señor
Tomate. Reconozco en la tertulia a Paloma
García Pelayo, una mujer con la que, no me preguntéis por qué,
tuve una curiosa reunión de trabajo hace ya varios años. Con ella y con Ángela Portero. Todos
tenemos un pasado, y el mío es triste. Hablan de Julián Muñoz y de la Pantoja, comentando una
entrevista que por lo visto le hicieron al honrado ex-alcalde en Sálvame. O sea, que en
Telecinco por las mañanas se habla del corazón, por la tarde está el Sálvame diario” y los viernes
por la noche el Sálvame deluxe.
Desde la overdose de Vip, Vip
noche, Vip guay, Vip corazón y Vip
express, no había visto una obsesión así.
Regreso a Antena 3. Ahora
hablan de mujeres ambiciosas. Ponen tres ejemplos seguidos: Carla Bruni, Esperanza Aguirre y Victoria Beckham. Me
encanta el eclecticismo. Para hablar de Victoria
Beckham llevan a Arancha
de Benito, que se autodefine como “compañera de Victoria y de todas las mujeres de los
futbolistas del Real Madrid, porque las mujeres nos ayudamos entre nosotras,
porque para eso somos compañeras”. No sé, para mí mis compañeros
son los de mi trabajo, no los maridos de las compañeras de mi chica. Por
cierto, Victoria Beckham
era mala compañera, que lo sepáis, entre otras cosas porque dijo que España
olía a ajo (os juro que lo dijo Arancha). En cualquier caso, no me pareció bien
que llevaran a la ex de Guti
para la ocasión, algo de mala leche había ahí. Porque para mí, Guti siempre debió
protagonizar una secuela de Quiero
ser como Beckham.
En ese mismo instante, mi
chica se despierta definitivamente y vuelve a golpearme con la barra de hierro
en la cabeza para que deje de ver la tele y le haga caso. Francamente, creo que
ya no voy a sufrir más porque por las mañanas, mientras las teles generalistas
continúan en plena ebullición, yo no pueda verlas por culpa de mi empleo.