miércoles, 18 de noviembre de 2009

Elsa Pataky en DD Hollywood

Seguramente cuando estéis leyendo estas líneas ya habrá terminado en Valencia el rodaje de DD Hollywood, porque acababa hoy miércoles exactamente a las tantas y pico.
  • Yo no sé qué es DD Hollywood.
  • Ay, hija, es que no te enteras de nada. DD Hollywood es la nueva película de Bigas Luna, y la segunda parte de la trilogía que empezó con Yo soy la Juani.
  • Ah.
Pues decía yo que la semana pasada estuve en uno de los últimos días del rodaje, en el Hotel Westin de Valencia, con tres compañeros de CANAL+ que nunca he sabido bien si son mejores profesionales o personas (no voy a decir sus nombres porque si no este blog va a parecer los agradecimientos de los premiados en los Goya) (se llaman Gonzalo Cabrera, Antonio González y Mario Martos). “Estuve en el rodaje” significa “trabajé para hacer un reportaje sobre la película”. Lo divertido de trabajar en estas cosas es que entrevistas a directores, actores y actrices. Y la actriz de DD Hollywod es Elsa Pataky. Y mola ir a Valencia para hablar con Elsa Pataky, porque cuando hablas con ella la tienes que mirar, y eso mola. Y ella te tiene que mirar a ti, y eso mola más todavía. Elsa Pataky me ha estado mirando durante más de un cuarto de hora y no me ha insultado”. ¿Veis? Mola.
Mi mítico cogote entrevistando de nuevo a Elsa Pataky
Pero por razones que se me escapan, cuando yo voy a estos sitios empiezan a pasar cosas raras. Para empezar, yo había quedado en Valencia con una persona del rodaje. Así que en cuanto llegamos al hotel, la llamo.
  • ¿Fulanita? Soy Jose. Ya estamos en Valencia.
  • Hola ¿Dónde estáis exactamente?
  • En el vestíbulo del hotel. ¿Me estás viendo? ¿Tú dónde estás?
  • Yo en Barcelona.
Vaya, empezamos bien. Así que nos atendió Juanma, el jefe de producción de la película, un tipo muy majete. Enseguida nos ayuda a buscar un sitio para las entrevistas, y al momento aparece Bigas Luna.
Bigas Luna es un tío muy inteligente, moderno para su edad y su tiempo. Le gusta innovar, investigar, arriesgar, y yo eso lo valoro mucho. No soy devoto de su filmografía, pero Jamón, jamón y La camarera del Titanic me parecen dos películas notables. Y aunque no me entusiasmó Yo soy la Juani, le agradecí el riesgo formal y sobre todo el presentarnos a ese pedazo de actriz, pibón y chica simpatiquísima que se llama Verónica Echegui (la he entrevistado varias veces, y una de ellas, en la que me confundió previamente con Quequé, nos reímos mucho mucho y nos lo pasamos pirata).
Bigas me dijo que sólo nos podría dedicar diez minutos, pero luego estuvo con nosotros unos veinte. Y durante el resto del día nos trató muy bien. Me habló de la película y de “sus chicas”, y reveló uno de esos conceptos fetichistas que de vez en cuando saca a la luz: “para mí las mujeres tienen dos iconos: las tetas y el coño” (“qué cerdo”, pensaréis, pero no, esperad), “la teta como símbolo de alimentación, y el coño como símbolo del nacimiento”. Cuando se fue, Mario y yo nos quedamos pensando en esto de los iconos, los símbolos, y las metáforas. Al final nos miramos y dijimos lo mismo: “ya, pero…. ¿y el culo qué?”
La entrevista con Elsa Pataky comienza a demorarse sospechosamente, así que decidimos comernos unos sandwiches en el hotel, que como es un Westin, pues te los cobran como si fueran cuatro besugos al horno. Gonzalo y yo subimos a presionar y a ver si nos dejan grabar la escena que están rodando hoy.
  • ¿Grabar? No, es que es una escena de cama, no os van a dejar ni Bigas ni Elsa.
  • ¿De cama? ¿Pero la escena de cama no era ayer, y por eso hemos venido hoy?
  • Ah, sí. Es que la hemos cambiado a hoy.
(Mierda)
  • Pero a nosotros nos da igual, podemos grabarla, no nos escandaliza…
  • Buen intento, Josemari. Pero no cuela.
En esto sale Elsa de la habitación, sólo con un albornoz. Gonzalo y yo la miramos. “¡Qué guapa! MIra, qué chiquinina… Pues igual no es para tanto, ¿no?” (yo es que a veces me hago el digno). Pero si Elsa me hubiera mirado en ese momento, podría haber dicho eso de “¿llevas una pistola o es que te alegras de verme?”
Volvemos a bajar. Le decimos a Juanma que lo de Elsa se empieza a retrasar demasiado.
  • Ya lo sé… está difícil hoy… ¿Quieres entrevistar a Peter Coyote?”
  • ¿Qué? ¿A Peter Coyote? No. O sea sí. No sé. Yo a quien he venido a entrevistar es a Elsa Pataky.
  • ¡Que te traigo a Peter Coyote en un momento! ¡Que como me ponga, te lo traigo!
Al poco, Peter Coyote se va del hotel con una mochila. No nos lo trajeron. Así que Antonio y Mario comienzan a grabar una escena en la que Bigas Luna recrea un programa de televisión. Qué bien, por fin imágenes de un rodaje y de Bigas dirigiendo.
“No consigo que parezca televisión… esto parece cine… no me convence esto…” Y de repente Bigas Luna nos mira y nos dice con esa cara de Bigas Luna que sólo él sabe poner: “¿Me dejáis vuestra cámara?”
Y claro, se la dejamos. Mola que Bigas Luna te pida tu cámara y la use en una película suya. Aunque te deje sin cámara para grabar cómo usa tu cámara en una película suya.
El momento ése en el que Bigas Luna nos pidió la cámara y nosotros se la prestamos.
El tiempo transcurre y aún no hemos entrevistado a Elsa. Y el tren a Madrid sale como en tres cuartos de hora. De repente, cuando ya parece que Elsa nos va a atender, me llama al móvil Tony Aguilar para que hable por la radio. ”Ahora mismo no puedo, Tony”. “Vale, pues luego”. Cuelgo y vuelve a sonar el móvil. Ahora es Cándida Villar, la de Gomaespuma. ¿Qué querrá? Dios mío, ¿pero es que todo me tiene que pasar a la vez?

Elsa Pataky
estuvo encantadora. Es la tercera vez que la entrevisto, una de esas veces fue para un documental que hicimos Gonzalo y yo y que se llamaba “Cómo conseguir un papel en Hollywood”, que a Elsa le encantó. O sea, que pese a la tardanza hubo buen rollo. Eso sí, pretendíamos haber hecho más cosas con ella (de trabajo, digo), y le encantó la idea, pero prefería hacerlo en Madrid más descansada y más guapa. ¿Más guapa? Estaba en bata, por la escena que estaba rodando. Y a mí me parecía que así en bata estaba perfecta. Pero entiendo lo que quería decir. Al final nos concedió una entrevista breve pero jugosa, como sus labios, y brillante y candorosa, cómo sus pómulos de coral.
Cuando salió de nuestro set, unos comentamos “pues habla bien”, otros “ha estado interesante”, unos terceros “qué maja es y tal”. Y Antonio tradujo todas estas frases en una sola: “Está buena, ¿no?”

Llegamos al tren, con un tranquilizador margen de cuatro minutos. Pero lo mejor de todo es que hemos vuelto a quedar con Elsa Pataky para otro día, con fecha y hora. Mi amigo José Luis se quiere venir a la entrevista, pero le he dicho que como no tiene nada que ver con este trabajo, pues que no puedo llevarle, porque esas cosas quedan fatal. Pero igual le cuelo disfrazado de cucaracha.