viernes, 16 de diciembre de 2011

Los 13 blufs de 2011 (y uno de propina)

¿Qué es un bluf en el cine? ¿Una mala película? Pues sí. Pero no sólo eso. Una dirigida por un chimpancé con un director de fotografía ciego y un guionista disléxico seguramente acabe siendo mala (y también seguramente mejor que algunas de las que están en la lista de hoy), pero no es un bluf. Un bluf es algo malo pero que esperábamos que fuera bueno. Si este blog no os gusta, será porque es malo, pero nunca un bluf. Porque no debéis esperar nada de él, jovenzuelos, pues su autor es un poco retrasado mental, ligeramente ciego y claramente disléxico.
Estos son, en mi opinión, los 14 blufs del cine de 2011 (ordenados cronológicamente por fecha de estreno).
1. Dispongo de barcos (Juan Cavestany). Pese a la presencia, apoyo y buen trabajo del gran Antonio de la Torre, este experimento de Juan Cavestany, rodado con una cámara doméstica, sonido ambiente y carencia de producción, intentaba ser una arriesgada propuesta underground, pero se quedaba en un triste e innecesario intento de recuperar y estirar la idea de un divertido corto anterior (“El último golpe”).
2. I’m still here (Casey Affleck). El cacareado y anunciado falso documental sobre la degradación y abandono de un actor de éxito (Joaquin Phoenix), era un artificioso y preparado cúmulo de secuencias en las que había menos verdad que un debate de La Noria. Ni pizca de interés.
Joaquin Phoenix haciendo el tontaco en "I'm still here".
3. Soy el número cuatro (D.J. Caruso). El patético intento de mezclar la fórmula de “Crepúsculo” con los alienígenas y la acción brutal no consiguió movilizar a las hordas de adolescentes con el cebo de un joven marciano guapo. Suscribo la frase del crítico del New York Post: pese a los alienígenas asesinos y las bestias con colmillos, sólo me inquietó de verdad la frase ‘producida por Michael Bay’.
4. Águila roja la película (José Ramón Ayerra). Dice un proverbio coreano que “lo que ha nacido para un medio, ha de permanecer en ese medio2. Bueno, el proverbio me lo acabo de inventar, pero la exitosa serie de TV “Águila roja” nunca debió saltar al cine. El público, sin ir más lejos, tampoco saltó.
5. Escuchando al Juez Garzón (Isabel Coixet). La entrevista de Manuel Rivas a Baltasar Garzón dirigida y fotografiada irritantemente por Isabel Coixet se presentó como un documental para cine cuando en realidad es una entrevista mal grabada para televisión. Si eso es un documental, cualquier programa de Iñaki Gabilondo en CANAL+ lo es. Y mejor.
6. No lo llames amor…llámalo X (Oriol Capel). Que me perdone mi adorado Julián López, pero el esperado debut de Oriol Capel (guionista de “7 vidas”, entre otras genialidades) sobre un equipo que rueda una película porno ambientada en la guerra civil se quedaba muy por debajo de la buena idea inicial. Pese a Julián, Adriana y otros.
7. Una mujer, una pistola y una tienda de fideos chinos (Zhang Yimou). Zhang Yimou versionando a los Coen sonaba tan absurdo como si de repente a Garci se le ocurriera la locura de hacer un Sherlock Holmes. El resultado no funcionaba: el primer mundo de los Hermanos Coen no resultaba traducible a una tienda de fideos chinos.
8. Resacón 2 ¡ahora en Tailandia! (Todd Phillips). Como tantas veces sucede, se hace una segunda película para ver si la gente que llenó las salas con la primera vuelve al cine a ver lo que sea. En Tailandia todo vuelve a ser igual que en Las Vegas. Parece un remake, no una secuela. Una decepción.
9. Cars 2 (John Lasseter y Brad Lewis). La demostración de que en Pixar no son infallibles ni perfectos. Cars 2 es más aburrida y larga que la primera parte. Los coches de Cars venden mucho márketing, pero no consiguen ni acercarse a la magia Pixar de Up, Wall-E, Ratatouille, Toy Story
10. Conan 3D (Marcus Nispel). ¿Cómo puede una masa humana de músculos en 3D resultar plana? Pues en Conan sucede. Esa bestia parda llamada Jason Momoa (Juego de tronos) no consigue superar en ningún momento al Conan de Schwarzenegger. Y no estamos hablando de “Ciudadano Kane”…
11. Los tres mosqueteros 3D (Paul W.S. Anderson). Muchos blufs en 3D. Normal: los productores se imaginan las salas llenas de gente con gafotas pagando un euro más y se olvidan de encargar un buen guión. Estos mosqueteros intentan parecerse a los “Piratas del Caribe”, y no sólo porque en la película aparezca Orlando Bloom, pero se olvidan del espíritu del “Uno para todos y todos para uno”.
Un simpático escote luchando dignamente por salvar las planas 3D de "Los tres mosqueteros".
12. Capitán Trueno y el santo grial (Antonio Hernández). La esperadísima, por cacareadísima, versión del cómic creado por Víctor Mora dio tantas vueltas que llegó a las manos de Antonio Hernández muy mareada. El público no fue a verla, los diálogos daban risa, los actores estaban mal dirigidos (aunque precisamente Sergio Peris Mencheta salva la dignidad) y encima, por las barbas del profeta, no todo el mundo cobró lo que estaba mandado…
13. Tentación en Manhattan (Douglas McGrath). Hacer una comedia romántica con Sarah Jessica Parker en medio de un triángulo amoroso, que no se parezca demasiado a “Sexo en Nueva York”, pero intentar desesperadamente que sea el público de la serie el que vaya a ver la película no puede ser bueno. Y si la película no es buena, pues la cosa se pone peor todavía.
14. La saga crepúsculo: Amanecer Parte I (Bill Condon). La penúltima película de la saga, con la boda y el embarazo de la pareja vampiro – humana, es anodina, ñoña, machista y ajenamente vergonzosa. Le ruegas a Dios que el vampiro Cullan éste se hubiera puesto el apellido del director en su pitín antes de zumbarse a la novia. Eso sí, los fans la han convertido en el blockbuster del año. ¿Tal vez porque los fans son anodinos, ñoños…?