miércoles, 7 de diciembre de 2011

Attack the block (Spielberg de serie B)

Cuando empecé a escuchar cosas de esta película pensé: “ya está, nos van a atacar a mí y a todos los que leéis esto”. Pero luego no, había oído mal y el título decía “Attack the block”, no “the blog”.
Y después de este chiste, uno de los tres peores que recuerdo desde que escribo esta cosa, hablemos de una pequeña película de ciencia ficción hecha sin demasiada ambición pero con mucha coña y originalidad: “Attack the block”.
Planteamiento: se nos presenta una pandilla de adolescentes que aspira a ser en el futuro una de esas bandas peligrosas que atemorizan Londres, y que atracan a chicas solas y hacen cosas de malotes (vosotros no lo hagáis nunca, niños, ni aunque un día lo veáis en el programa de Pablo Motos). Un día ven caer del cielo una especie de minimeteorito, del que sale un bichete feo feo que les muerde un poco. Y el líder de la pandilla, que es como negro, persigue el bichete, lo mata y se lleva su cadáver colgado de la mochila para que todo el mundo vea qué valiente es.
Nudo: del cielo empiezan a caer muchos más meteoritos. Son otros alienígenas, que vienen a buscar, a vengar o a zumbarse (eso ya se verá) al alienígena inicial. Pero estos son distintos: estos son unas bolas de pelo grandes con unos dientes más grandes aún que brillan en la oscuridad, como una virgencita que había en mi casa cuando era pequeño (una figurita de la Virgen, vamos). Y persiguen a la pandilla y a quien se ponga de por medio. Y se lo comen, si hace falta.
Desenlace: no hombre, los desenlaces no se cuentan.
Los chavales de "Attack the block".
El caso es que “Attack the block” está bastante bien, caramba. Por varios motivos.
Está dirigida por Joe Cornish, que merece todos mis respetos por tres motivos: porque dirigió el making of de “Little Britain”, la serie con la que más me he reído en los últimos años, si exceptuamos el capítulo primero de “Homicidios”; porque es uno de los guionistas de “Tintín y el secreto de unicornio”, que a mí me gustó bastante; y porque ha dirigido “Attack the block”. El tercer motivo era obvio.
No busca una estética impactante. De haberlo intentado, correría el riesgo de quedarse en algo cutre. Pero al ubicar toda la historia en los suburbios de Londres, con una pandilla de estética rapera sin pasta, y sin mostrar naves espaciales, ni explosiones, ni hostias, los monstruitos no provocan risa. O sí la provocan, pero dentro de la línea humorística de la película.
Recuerda a las películas de serie B de los 70, con esos monstruos imposibles creados con muy poca cosa. Pero también al cine juvenil de los 80: hay cosas en “Attack the block” de “Los Goonies”, de “Los bicivoladores” y sobre todo de “Los Gremlins” (esa chica deslizándose sigilosamente y pasando desapercibida por detrás de un montón de bolas con dientes). Estas referencias las hemos hecho hace poco al hablar de “Super 8. Quizá no sea casualidad que Cornish haya trabajado con Spielberg en Tintín. “Attack the block” podría ser una versión (sin parecerse un pimiento) de “Super 8” en serie B.
Los dientes del bicho en sí.
El humor no sólo se limita a los ataques alienígenas. Hay dos personajes creados sólo para hacer reír, dos fumetas que mantienen diálogos que podrían haber salido de “Clerks”.
Por cierto, y hablando de “Clerks”: Kevin Smith ganó en Sitges 2011 con “Red state”, imponiéndose, entre otras a “Attack the block”. Pero nuestra película de hoy ganó el Premio Especial del Jurado, el Premio de la Crítica Jose Luis Guarner, el Gran Premio del Público El Periódico de Catalunya y el de la Mejor Banda Sonora Original.
Y si encima ves la película en buena compañía, en un preestreno en el que te regalan unas camisetas cuyos dientes también brillan en la oscuridad (y que mis sobrinos portan con más garbo que yo, pues a mí me sientan mucho mejor las levitas), y sin preocuparte del 3D (se agradece una de ciencia ficción que se preocupe más de la historia que de los efectos), pues uno se ve obligado a recomendarla.
Porque no es la mejor película de la historia.

Pero mola.