¿Son los dibujos
animados sólo para niños? ¿Somos adultos o somos nenazas? ¿Ensayar es de
maricas? No lo sé, pero antes de que me quiten este blog y se lo den por
ejemplo a Eddie Murphy,
os aviso de que no vamos a hablar en este maduro site de “Arthur
Christmas: operación regalo”, la original y nueva película
de animación que acaba de llegar a los cines, sino de los padres que la han
parido, léase los genios del estudio británico Aardman
Animations.
Sólo diremos que “Arthur Christmas: operación regalo”
es una de estas deliciosas películas para niños de la que también van a
disfrutar los mayores, porque está llena de ternura, de gracia, de chistes y de
guiños para adultos (para adultos sexualmente apaciguados, lo digo porque
cuando uno dice “cine para adultos” tiene que tener cuidado). La temática:
Arthur, el hijo más caótico de Santa Claus, tiene que cumplir una misión que
tiene mucho que ver con esa pregunta que de niños nos hacíamos tantas veces:
¿cómo coño hacen Papá Noel y los Reyes para repartir regalos por todo el mundo
en una sola noche? La respuesta es sencilla: porque no van a todo el mundo,
sino que pasan de África, de India y de los barrios pobres. Pero la película no
va por ahí. Y lo importante es que es de Aardman.
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Arthur Noel, o Arthur Claus. No tengo claro cómo se apellida el hijo de Santa. |
En Aardman son conocidos por
el empleo del stop motion. El stop motion es la técnica que hizo famoso
al gran Ray Harryhausen,
y que consiste en filmar fotograma a fotograma el movimiento de objetos
estáticos. Por ejemplo: yo cojo un muñeco de un monstruo y le muevo un poquito
el brazo. Y filmo. Otro poquito. Y filmo. Otro poquito. Y filmo. Al final lo
pones todo seguido y parece que el muñeco se mueve. Conociéndome como me
conocéis, ya imagináis que yo jamás animaría el brazo del monstruo, sino su
trabuco, pero no es ése el tema del que estamos hablando.
El caso es que Aardman
elevó en los 90 el stop motion con plastilina a la categoría de arte. Peter Lord y David Sproxton,
que la fundaron en 1972, y Nick
Park, que se unió un poco más tarde, tardaron sus añillos en
encontrar la fórmula, el dinero y el sello Aardman, pero cuando lo encontraron
se convirtieron en una de las factorías de animación más divertidas del
panorama cinematográfico, una de las pocas firmas capaces de discutirles el oro
a Pixar y la plata a Dreamworks. Aardman,
por cierto, es el nombre del primer personaje que crearon, un superhéroe que no
era de plastilina. No lo busquéis en emule que el original desapareció en un
incendio.
En 1989 consiguieron su
primer Oscar con el cortometraje “Creature
comforts”, en el que unos animalejos de plastilina contaban a
la cámara su vida en un zoo, a modo de documental. Los gestos, las reflexiones
y especialmente las reacciones del animal que no hablaba en ese momento, eran
una delicia. Buscad este corto, compradlo, descargadlo legalmente o
alegalmente, ahora que la Ley Sinde está prohibida. Y cuando Aardman deje de
producir porque nadie paga por sus películas, pues ya que se atrevan a regular
las leyes, si eso.
En los años 90, Wallace y Gromit, un
perrete y su dueño, mucho más tonto que el perrete (que es muy listo,
verbigracia) se convierten en sus personajes más famosos. Consiguieron dos
Oscar en los años 93 y 95 con los cortos “Los
pantalones equivocados” y “Un
esquilado apurado”. Antes habían estado nominados por “La gran excursión”, pero
perdieron el Oscar contra sí mismos (“Creature
comforts”).
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Wallace y Gromit. Tres Oscar y dos nominaciones les contemplan. |
Y en el siglo XXI
comienzan a dedicarse a los largometrajes: “Chicken Run: Evasion en la Granja”, una
especie de “La gran evasión”
con gallinas, es una obra maestra. No ganó el Oscar porque todavía no existía
esta categoría, que inauguró “Shrek”
un año más tarde. Pero sí que arrasó en taquilla. En 2005 sí que se llevaron un
Oscar con “Wallace y
Gromit: la maldición del as verduras” (que podrían ser los
únicos personajes de animación que tienen más Oscars que Meryl Streep y Tom Hanks).
En 1996 se aliaron con Dreamworks e hicieron un
experimento muy raro que se llamaba “Ratónpollis”
y que consistía en dibujar al estilo Dreamworks
muñecos que parecían de plastilina al estilo Aardman. El guión no tuvo la
brillantez de los de Park y Lord y la película es absolutamente olvidable.
“Arthur…” tampoco es de plastilina, pero supera con creces a “Ratónpolis”. Y
Aardman estrenará recientemente “Piratas”,
que sí que lo es. Y volverán a luchar con Pixar y Dreamworks. Y será todo
precioso.