A Dennis Quaid le ha dado por airear su pasado como si fuera un loco, sin sacar un libro de memorias como haría Justin Bieber. A mí me parece bien que confiese estas cosas, quién no ha tenido de joven algún amor sonrojante, algún vicio inconfesable o se ha zumbado a una cabra joven (bueno, quizá me estoy excediendo en mis confesiones). Pero yo matizaría unas cuantas cosas en esta historia de Dennis Quaid y las cabras. Digo, las drogas.
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Dennis Quaid, ahí como diciendo: "Sí, yo me metía lo que me daba la gana, qué pasa". |
2. Estas declaraciones podrán haber impactado mucho en EE.UU., pero que no se lo cuenten a los madrileños que vivieron los 80 o a los que, aunque fuéramos demasiado jóvenes, teníamos hermanos mayores. Alguien dijo que si recuerdas lo que hiciste en los 80, es que no los viviste. No quiero ni imaginar el presupuesto de “otros gastos” de ciertas películas españolas (madrileñas) de los 80, de los conciertos de algunos grupos de la movida (eufemístico, este “algunos”) o el de algunos programas de televisión.
3. Y conviene aceptar que esto fue normal, no es cuestión de decantarse ahora sobre si drogas sí o drogas no: esto fue así y ya está, y si lo sigue siendo, pues perfecto. Si Easy rider tuviera que haber salido distinta porque no había drogas de por medio, pues por mí como se pasan el rodaje con la cabeza metida en el plato de harina.
4. Como lo platos de la maravillosa Boogie nights, que reflejaba el cine porno de los 70. O como Al Pacino hundido su careto en una montaña de cocaína en El precio del poder (más que Scarface parecía Snif-face). O como El hombre del brazo de oro, con ese Frank Sinatra soportando el mejor mono de la historia del cine, con permiso de Tarzán. Y en España, la droga ha sido leit motiv en Bajarse al moro, Qué he hecho yo para merecer esto, Todo sobre mi madre… Es que entonces la vida era así.
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La mesa de cristal de "Boogie nights". Como para estornudar cerca... |
Que parece que esté yo aquí defendiendo la droga… no por Dios! Lo que sí defiendo es que no nos escandalicemos de lo que cuenta Dennis Quaid. Porque él simplemente, se ha atrevido a contarlo. Y al que le haya sorprendido es más iluso que un pájaro en mano al que Dios le ayuda.