sábado, 9 de abril de 2011

Aunque el diablo sepa que Sidney Lumet ha muerto

Aunque el diablo sepa que Sidney Lumet ha muerto…
…da exactamente igual. Porque Sidney Lumet estará bien con el diablo. O con Dios. O con nadie. Sidney Lumet era una mente tan privilegiada en el mundo del cine, que ahora que se nos ha helado la sangre al saber que acaba de morir, nos damos cuenta de que estará bien con quien se lo lleve. Porque sea Dios, el diablo, o nadie, ese alguien lo respetará.
Se pueden decir tantas cosas de Sidney Lumet, vais a leer estos días tantas biografías, tantos obituarios, tantas filmografías, tantos homenajes, que no quisiera yo ponerme a competir con la (mayor) sabiduría de mis colegas periodistas, cinéfilos e historiadores. Sólo quiero despedirme de una de las personas que más me han hecho disfrutar del cine recordando seis películas en las que  demostró su maestría, su inteligencia, su arte.
DOCE HOMBRES SIN PIEDAD (1957), su primera película. Cómo puede ser Doce hombres sin piedad la primera película de nadie. Una maravilla, un prodigio de tensión, de intriga, prácticamente con sólo 12 actores, con sólo una habitación, con un Henry Fonda enorme con la misión imposible de convencer a los otros once miembros del jurado…. Si Sidney Lumet, como hizo Charles Laughton, no hubiera dirigido más películas, estaría igualmente en el olimpo del cine.
Doce hombres sin piedad
SÉRPICO (1973). Cuando Al Pacino todavía era dirigible, Sidney Lumet le enfrentó, como a Henry Fonda, a un mundo en el que él era la oveja negra, a un mundo de corrupción, de policías sobornables, donde los presuntos buenos son los malos y el que de verdad es bueno se juega la vida al no aceptar los métodos que ve… Otra obra maestra.
TARDE DE PERROS (1975). Una lección de cine sencillo, una lección de dirección de actores, otra vez Al Pacino y el maravilloso John Cazale (El padrino) huyendo hacia delante tras intentar atracar un banco. Esa pareja de homosexuales sin un ademán de afectación, esa capacidad de hacerte querer que gane el delincuente, otra vez esa economía de espacios…
NETWORK (1976). Qué años, los 70. Qué gran cine. Y Sidney Lumet, ahí en medio, destacando de nuevo entre todos los directores con una historia sencilla pero espeluznante: un presentador de televisión anuncia que se va a suicidar en  uno de los pocos programas que le quedan. Los exitosos y patéticos reality shows del siglo XX-XXI aún no se habían inventado: los inventó Lumet. Y como anécdota, Peter Finch fue el primer actor que ganó un Oscar póstumo (el segundo fue Heath Ledger) .
VEREDICTO FINAL (1982). Como otras tantas veces, Sidney es el maestro en enfrentar a sus personajes contra lo imposible. Como Henry Fonda, como Al Pacino, como Peter Finch… aquí es Paul Newman, un abogado a punto de jubilarse que se enfrenta al potentísimo bufete contratado por una multinacional. Y nadie como Lumet sabe dirigir a los perdedores, a los hombres acabados que dan sus últimos coletazos, que a veces hieren, y a veces no…
Antes que el diablo sepa que has muerto
ANTES QUE EL DIABLO SEPA QUE HAS MUERTO. Su última película. Cómo pude ser Antes que el diablo sepa que has muerto la última película de nadie, la película de un tío de 82 años. Qué inteligencia, lucidez, vitalidad, qué manera de volver a ponernos del lado del corrupto, del desesperado, del hombre roto. Qué manera de sacar lo mejor de Ethan Hawke, de Marisa Tomei (de Philip Seymour Hoffman es fácil sacar lo mejor). Antes que el diablo sepa que has muerto fue la mejor película de su año, aunque fue olvidada por los grandes premios (y no lo digo ahora porque Sidney ya no esté).

La muerte es una mujer (o un hombre) sin piedad. Pero el cine es generoso, y cuando muere uno de sus genios, nos consuela con el legado de sus películas. Estos días vais a leer muchas cosas sobre ellas. Tomad nota. Y si podéis, con calma, idlas viendo.