martes, 14 de septiembre de 2010

Leyendas urbanas del cine

Este viernes empieza el Festival de San Sebastián. Yo voy todos los años a San Sebastián, porque si paso más de 365 días sin comer en Aldanondo me sale un antojo en la frente con forma de cipote, y creedme, queda feísimo. Así que si algún año no me toca cubrir el Festival (como sucedió el pasado, que no pude ir porque estaba muy flojito), pues voy yo por mi cuenta con mi chica y nos morimos de la risa. Y comemos en Aldanondo.
Por suerte, este año me toca ir, así que ya os contaré algunos cotilleos por aquí. Entre las cosas que me han invitado a ir a ver hay un documental sobre Ava Gardner dirigido por Isaki Lacuesta y producido por el canal TCM, o sea, que detrás de él anda mi querido amigo Juan Zavala. Sé que el documental narra las aventuras y juergas que Ava Gardner corrió y se corrió en España. Matizo este juego de palabras: corrió aventuras y se corrió juergas. No entro en otro tipo de corridas. Bueno sí: las de Mario Cabré y Luis Miguel Dominguín en las plazas de toros.
Ava Gardner. Lo de esta mujer no era normal. Qué guapa.
El documental (“La noche que nunca acaba”, basado en libro de Marcos OrdóñezBeberse la vida”) hablará, supongo, de una época en la que todo el mundo en España decía haber conocido a Ava Gardner. Y gran parte de ese “todo el mundo” decía haberse acostado con ella. Lo que no contará el documental es que El Fary se benefició a Ava Gardner.
No os riáis. Teclead en Google “Ava Gardner Fary”. Parece probado que El Fary, en su etapa de taxista, llevó a Ava Gardner en el coche. El resto (que se emborracharon, fueron a un tablao, etc) lo contaba El Fary y parece creíble. Y el remate (o sea, que bailaron el chiki-chiki en un hotel) lo añadió el pueblo llano: José Luis Cantero (El Fary) nunca lo corroboró. Pero con su habitual gracejo, también jugaba a no desmentirlo. Es lo que se llama una leyenda urbana.
Y eso me ha hecho pensar en muchas otras leyendas urbanas de la historia del cine, algunas de ellas ciertas, otras falsas. Algunas creíbles, otras desternillantes.
Por ejemplo:
Cuando se editó en vídeo Tres hombres y un bebé, muchos espectadores creyeron ver entre las cortinas de una ventana la imagen de un puto niño que miraba fijamente a los actores. La leyenda urbana se fue animando, y empezó a circular la historia de que el infante en cuestión era un chaval que se suicidó tiempo atrás con una escopeta en el mismo apartamento en el que se rodó la película. Enseguida, otros espectadores comenzaron a jurar y perjurar que también se veía la escopeta. Y hubo incluso quien contó que la madre del niño quiso que la escena se cortara de la película y que, al no conseguirlo, fue ingresada en un psiquiátrico. Y que en el psiquiátrico se la zumbó El Fary.
El final lo he añadido yo, pero todo el resto es cierto. Bueno, es cierto que es una leyenda urbana, porque en realidad todo es un bulo digno del programa de Iker Jiménez.
Para empezar, el apartamento de la película era un decorado. O sea, que el niño se tuvo que suicidar en un plató de cine. La historia de la madre fue indagada por la prensa sensacionalista, pero nunca la encontraron. Claro, porque lo que se veía en la escena no era un niño, sino una figura promocional de Ted Danson que se iba a utilizar en la película. Así que tendrían que haber buscado a una mamá de cartón.
Tres hombres, un bebé y el puto niño fantasma falso.
Siempre se ha contado que Charles Chaplin quedó segundo en un concurso de imitadores de Charlot (o tercero, hay dos versiones). Hay quien añade que el que lo ganó fue el hermano de Chaplin, e incluso otros dicen que fue Bob Hope antes de hacerse famoso. Todos estos datos secundarios no puede ser probados, pero la anécdota del concurso y que no lo ganó Chaplin parece que sí es cierta, o al menos es cierto que lo contaba el propio Charles Chaplin. Lo que no contó nunca es que lo ganó El Fary, y que como premio se zumbó al verdadero Charlot.
Hay una leyenda urbana que me encanta, y que dice que Clint Eastwood es el hijo de Stan Laurel, el flaco de “El Gordo y el Flaco”. Es mentira, el padre de Clint Eastwood se llamaba Clint Eastwood, igual que el mío se llamaba José María Clemente y el de Juan Pablo II se llamaba Juan Pablo I. Sí es verdad que Stan Laurel tuvo un niño el mismo año en el que nació Clint Eastwood, pero por desgracia este niño murió a los nueve días de nacer. Si os da por indagar este tema, miradme a ver si es también falso el rumor de que el padre de El Fary era Oliver Hardy.
Otra leyenda urbana falsa, pero muy extendida, tan extendida que yo mismo he creído siempre que era cierta, es que el epitafio de Groucho Marx es “Perdonen que no me levante”, incluso con una variante: “Perdone, señora, que no me levante“. Pues bien, el epitafio es tan genial que es digno de Groucho, pero en su tumba del cementerio de Eden Memorial Park de San Fernando (Los Ángeles) sólo se lee: Groucho Marx, 1890 – 1977, y una estrella de David. Perdonen, señores, si les decepciono…
La tumba de Groucho Marx. Sin epitafio.
La actriz que dio vida a la secretaria de Goldfinger en la película de 007 del mismo título, murió por asfixia por el baño de oro al que fue sometida en el rodaje. Es una leyenda urbana. Shirley Eaton se retiró de la interpretación unos años después, se dedicó a su familia y está viva y coleando. En la película, James Bond explica que la piel necesita respirar y que una capa de pintura dorada lo impide, pero es una de las chorradas de Bond. Eso sí, durante años, hubo mucha gente que pensó que pintarse el cuerpo podía ocasionar la muerte, a pesar de que había fotos de El Fary pintado de azul y disfrazado de pitufo que lo desmentían totalmente.
Otra historia increíble es que Jack Nicholson supo a los 37 años que su hermana mayor era en realidad su madre, y que los que creía que eran sus padres eran sus verdaderos abuelos, porque su padre real le abandonó siendo un bebé. La historia es increíble, pero es cierta. Digo yo que se lo podían haber dicho antes, pero igual les daba miedo traumatizarlo y que se quedara con pinta de loco para el resto de sus días…
Otro rumor de estos que me chiflan es que Jamie Lee Curtis es hermafrodita, aunque hay una versión española más graciosa todavía con Ane Igartiburu (¿a que pensabais que iba a decir con El Fary?). Lo de Jamie sólo se basa en su nombre (masculino / femenino) y en que sus hijos son adoptados. Dos razones cojonudas y fácilmente adaptables a media humanidad: si a mi nombre le das la vuelta es un nombre de tía y no tengo hijos, que yo sepa. O sea, hermafrodita perdido.
La madre de todas las leyendas urbanas es que Walt Disney fue criogenizado a la espera de un remedio para su enfermedad. Incluso hay quien asegura haber visto trocitos de Disney dentro de los cubitos de hielo de su gin tonic. Según su sobrino Roy, que era igual que Walt pero con las orejas de Dumbo, su tito fue incinerado.
Y luego hay momentazos del cine tan grotescos que la gente piensa que son una leyenda urbana cuando no lo son. O sea, justo el caso contrario. Hay quien no acaba de creerse que Sylvester Stallone rodara en sus inicios una película porno. Pero es verdad: en 1970 Stallone rodó la película X The Party at Kitty and Stud’s (curiosamente, poco después consiguió una aparición en Bananas de Woody Allen, un título muy acorde con su pasado porno). Y cuando ya por fin se convirtió en el afamado Rocky, los productores de la película cochina la reestrenaron con el nombre de “El semental italiano” (recordad que a Rocky le llamaban El potro italiano).

Luego hay un rumor que dice que mi hermana Beatriz me escribe este blog. Es falso. Sólo me ayuda con algunas informaciones cuando me meto a contar cosas de cine clásico. El que en realidad me escribe el blog es Javi Cantero, el hijo de El Fary.