viernes, 18 de junio de 2010

El Mundial, claro

El otro día llamé a un amigo a eso de las dos de la tarde. Teníamos que hablar de varias cosas, que si esto, que si lo otro. Pero para romper el hielo, y dada la hora que era, la pregunta que me hizo fue: “¿Qué? ¿Cómo va el Nueva Zelanda – Eslovaquia?”
Es que durante estos días no se puede hablar de otra cosa que del Mundial si es que quieres ser alguien. Si a las dos de la tarde de un martes no sabes cómo va el Nueva Zelanda – Eslovaquia, eres poco menos que un cubo de basura sucio y lleno de caca (este símil lo escuché en una película de pingüinos y me hizo mucha gracia). Y un blog que se precie, y en el que se hable de televisión, tiene que hablar del Mundial. Bueno, un blog que se precie y éste también, qué diablos, porque la verdad es que no sé si este blog se precia o no, tampoco sé muy bien lo que significa “preciar”, ni siquiera sé si es un verbo transitivo, si un blog se puede preciar a sí mismo o si yo te puedo preciar a ti y tú a mí en una especie de 69 perfecto, pero preciándose.
Bueno, en resumidas cuentas, que voy a hablar del Mundial.
Pero como GQ, gracias a Dios y por la cuenta que os trae, tiene a Nico Abad para contaros cosas realmente interesantes, yo voy a limitarme a soltar unas pinceladas sobre lo que para mí han significado los mundiales a lo largo de mi vida y a través de la pequeña pantalla (o sea, de la tele, porque antes “la pequeña pantalla” era la tele, ahora puede ser el portátil, el móvil, el Ipod, el Ipad, el Iphone o el Idiosmío). Así que lo que vais a leer a continuación es una serie de reflexiones inconexas menos reflexionadas que una patada en la cara dada por un chino cabreado a un fontanero insulso.
1. Durante el Mundial la gente se vuelve loca. He mirado las audiencias y cuatro millones y medio de personas vieron el Italia – Paraguay. Durante el Mundial se vive un Costa de Marfil – Eslovenia con un interés tal que se diría ue todos sabrían ubicar en el mapa a Costa de Marfil y a Eslovenia. Yo ahora mismo no sabría ubicar ni el mapa.
Los comentaristas del Mundial en Cuatro con la foto ésa tan rara que se han hecho con los jerseises de pico.
2. Qué difícil es encontrar un buen comentarista de fútbol en televisión. Para mí no hay duda: los mejores son Carlos Martínez y Michael Robinson. No soy dado a escuchar el Carrusel Deportivo, pero por la fama que le precede pensaba que Paco González me iba a gustar en Telecinco. Pero me ha puesto tan nervioso como casi todos, porque les va diciendo a los jugadores lo que tienen que hacer y luego les explica lo que han hecho mal. Es como si mientras yo escribiera este blog tuviera en la chepa a un señor de Aranda que me dijera: “no, no escribas eso”, “ahí, muy bien Jose, ahí”, “pero qué gilipolleces dices, hombre”, “nooooo, ahora sí que no te va a leer ni Dios”. Hija, qué agobio. Sí que me gusta escuchar a Camacho, porque me parece un gañán entrañable, que es en lo que me convierto yo cuando veo fútbol.
3. Cuando Telecinco se hizo con los derechos de los partidos de España que había adquirido Cuatro tras haberlos comprado CANAL+, pensé que los iba a comentar J. J. Santos, que me recuerda a Sarkozy, por cierto, y pensé que jo, qué lata. Yo ya no sé a quién prefiero, a Paco, J. J. o a los Manolos. Todos me parece que se ponen más nerviosos que yo y que ven muchos penaltys a España y yo no.
4. El anterior Mundial lo compartieron La Sexta y Cuatro. Debo reconocer que Andrés Montes, que en paz descanse, me ponía aún más nervioso que Paco González, J. J. Santos y Pedro Ruiz juntos. Pero en ese Mundial 2006 hizo un chiste que aún me hace reír: “Metzelder… Metzelder para Mertesacker… Mertesacker… ¡Salinas! Te imaginas que tu hija llega a casa con su nuevo novio, y te dice que se llama Mete-saque?” Me costaba ver partidos con el audio de Andrés Montes, qué sé yo, para gustos se hicieron los colores.
5. Claro, que hasta el 2006 los Mundiales los daba José Ángel de la Casa. Bueno, el de 2002 lo dio Antena 3, pero no recuerdo ahora mismo cómo los retransmitía, porque ese Mundial, por hache o por be, me pilló beodo. El caso es que José Ángel de la Casa era un soso. Pero yo soy de los que prefieren que en la tele el comentarista sea soso, y que ya si eso se pongan nerviosos los de la radio. ¿Habéis visto fútbol en la tele con el audio de la radio? ¿A que parece que están viendo otro partido mucho más estresante que el tuyo?
6. El primer Mundial que recuerdo con absoluta claridad es el de Argentina 78. Toma ya. Me acuerdo perfectamente de los partidos de España, del mítico gol – o no gol – de Cardeñosa a Brasil (luego yo he homenajeado durante muchos años a Cardeñosa en mi equipo de fútbol-sala de élite), de un partido en el que Argentina tenía que meter 6 goles a Perú y se los metió sospechosamente, de Asensi metiéndole un gol a Suecia, de la final con Kempes marcando dos goles contra Holanda y del campo lleno de papelitos, que yo pensaba: “anda que no tendrán luego los pobres empleados que barrer”. Yo es que ya de niño era muy de pensar en los demás.
7. La  verdad es que me podría remontar al Mundial de Alemania 74, pero es que yo era apenas un bebé… y no tengo recuerdos… me han contado que Alemania le ganó a Holanda… pero os lo estaría contando de oídas… yo… yo era pequeño y… jamás vi en persona ese partidazo de Breitner, Cruyff, Neeskens, Beckenbauer, Maier, Müller y Rep, con el penalty a Cruyff en el minuto uno y la remontada de esos teutones tan fortachas, en ese Mundial que no jugó España porque Katalinsky le metió un gol a Iríbar y nos eliminó Yugoslavia… Pero claro, todo esto lo he oído, no creáis que soy tan mayor… no… yo no. Yo soy un teenager.
8. En el Mundial de España 82 ya tenía yo mis pelanganillos. De ese Mundial no es que tenga recuerdos, es que podría escribir una tesis. Es el Mundial del Naranjito, qué absurda mascota, Dios mío, pero quién coño dijo: “sí, éste es el diseño que buscábamos, adelante, hagan llaveros”. Creo que lo retransmitía ya José Ángel de la Casa, y me acuerdo de Maradona, de la selección española que era deplorable y empataba con Honduras, y que pasaba de ronda con penaltys injustos. Todavía estábamos lejos de ser la gran selección que somos ahora, que perderemos con Suiza, vale, pero ya veréis cómo al final llegamos lejos, con permiso otra vez de Honduras, que cada vez que digo Honduras me acuerdo de Federico Trillo: “¡Viva Honduras!”
La selección española del Mundial 82: Arconada, Tendillo, Alexanco, Gordillo, Urkiaga, Juanito, Perico Alonso (el papá de Xabi Alonso), Santillana, Quini y Zamora. Toma ya.
9. En el Mundial 82 pasaron cosas rarísimas, como que un día bajó un jeque a discutir con el árbitro, que Alemania y Austria amañaron un partido, que Brasil jugaba de maravilla pero no ganó, que Italia sí que ganó la final porque metía muchos goles Paolo Rossi, o que el Presidente de la República Sandro Pertini se abrazaba al Rey de España, que ya por aquel entonces era muy campechano, etc.
10. Por razones que no os interesan demasiado (lo digo como si hasta aquí os hubieran interesado lo más mínimo), el Mundial de México 86 lo mezclo con Garibaldi y Cavour. O sea, recuerdo los 4 goles de Butragueño a Dinamarca en una gloriosa madrugada, pero en el equipo contrario juraría que jugaron Bismarck y el Káiser Guillermo II. Recuerdo, claro, el golazo de Maradona y la mano de Dios, pero no tengo claro si se lo marcó a los ingleses o al ejército de Prusia. Me pasa igual en el Mundial de Italia 90, que mis recuerdos se confunden, y me acuerdo del día ése en que nos eliminaron porque Míchel se agachó en una falta, y de ése otro en el que el mismo Míchel le metió dos goles a Corea, pero si me decís que los porteros rivales se llamaban Petroff y Johnny Walker, pues yo voy me lo creo. Dios mío, mi vida es una confusa sucesión de nombres, eventos culturales y cogorzas.
11. El Mundial 94 para mí tuvo tres hitos que influyeron definitivamente en mi carrera deportiva. Uno: cuando pillaron a Maradona porque dio positivo. Me dije: “ojo, si quieres ser alguien en fútbol-sala no puedes hacer como Maradona”. Dos: el gol de churro que le metió Goicoechea a Alemania. Me dije: “ojo, si quieres ser alguien en fútbol-sala puedes meter goles de churro”. Tres: el codazo en la nariz a Luis Enrique. Me dije: si quieres ser alguien en fútbol-sala no puedes meterte en líos”.
Y dicho esto, empecé a meter goles de churro.
12. Ahora que me acuerdo, no sé cómo me vi involucrado en la confección de unas fichas coleccionables de los jugadores de la selección española del Mundial 94 que se publicaban en la revista Supertele, pero me vi (involucrado). En realidad hay muchas cosas en mi currículum en las que no sé cómo me he visto involucrado. Incluso demasiadas. ¿Incluso todas?
13. A partir de ese año, y para vuestra fortuna, empiezo a mezclar los recuerdos y los mundiales porque siempre me pillan en oficinas y no los puedo seguir como cuando era un zagal. He visto salirse a Ronaldo en un bar de Barcelona (al Ronaldo antiguo, al rechonchete), he visto sudar a Camacho en un hotel de Frankfurt, he visto el porte de Luis Aragonés en una oficina de Tres Cantos… A ver, me explico: los he visto en la tele, o sea, no he sudado personalmente con Camacho en Frankfurt. Ni con Camacho ni con nadie, lamentablemente.
14. La final del último mundial, la del cabezazo de Zidane, la vieron unos amigos en casa (José Luis, Luis y Julio, los cito porque le hace ilusión a Luz, que no sabéis quién es, pero igual tampoco sabías quien era Mertesacker y si habéis llegado hasta aquí, pues qué más os da ya, hijos). Eso no es muy normal, porque mi casa es más un local de reunir a la gente para ver los Oscar. Me encantó el cabezazo de Zidane. Yo soy muy procabezazo de Zidane. Trabajo con gente a la que le daría un cabezazo de Zidane cada mañana, incluso estoy seguro de que se lo daría el propio Zidane.
Cuando acabó la final y se fueron todos a casa, yo me quedé con ese vacío que provoca un Mundial cuando el árbitro pone fin al encuentro porque le sale del pito (esto es mentira, no me provoca ningún vacío, pero este dramatismo le viene bien a mi historia). Entonces, un joven oriental que vive en mi bloque y que está un poco tararí salió a la ventana y gritó: “Vive la France!” (recordemos que Francia había perdido con Italia). Y al momento otra  vez: “Vive la France!” Y al rato: “Vive la France!” No paró hasta las 8 de la mañana del día siguiente. Y esto nos devuelve al punto número:

1. Durante el Mundial la gente se vuelve loca.