lunes, 8 de febrero de 2010

Nine e Invictus

El día que salieron las nominaciones a los Oscar me propuse dos cosas:
1. Iros hablando de las películas candidatas a las categorías principales.
2. Hacer algo de ejercicio, que estoy superfofo.
Soy consciente de que el segundo reto no lo voy a cumplir a corto plazo, porque igual que Tono, mi gimnasia diaria consiste en darle cuerda al reloj. Así que decido volcarme en el primero, que es más fácil. Y voy a empezar por la película por la que está nominada Penélope, Nine, y por la que están nominados Morgan Freeman y Matt Damon, Invictus. Además, fui “invitado” al preestreno de ambas, así que voy a mezclar crónica social con crítica cinematográfica, pero dónde vais a encontrar algo mejor que esto, un espectáculo híbrido entre Carlos Boyero y María Patiño.
Me acerco al cine en el que se preestrena Nine, un evento al que Penélope Cruz decide no asistir. Yo creía que me habían regalado dos entradas para que fuera al cine y viera la película con mi chica. Pues no. Cuando llegué me estaba esperando un cámara de CANAL+ para que entrevistara con él a los famosos que fueron a la premiere, entre los que no estaba Penélope Cruz, creo haber dicho. David (el cámara) y yo, ayudados por Teresa (mi chica, que cuando me acompaña a estos eventos trabaja como una negra) (como una negra trabajadora) nos ubicamos en el único sitio en el que nos enfocaban todas las cámaras de los demás programas. Si al día siguiente visteis algún reportaje sobre Nine en La Sexta, Antena 3, Telecinco, Teledeporte o Duson TV, me tuvisteis que ver. Salía en todos los planos, como Sardá en su programa, yo era uno moreno con barba, muy delgado y con cara de croqueta.
Penélope, que no acudió al preestreno porque estaría haciendo el tonto en un columpio.
En éstas estábamos cuando de repente apareció un señor muy alto y con acento parecido al de Apu el del Badulake y le metió a David, el cámara, un cable por detrás. Por detrás de la cámara, no de él. Y de pronto todo lo que captaba su cámara conenzó a salir en la pantalla del cine, para que la gente que estaba dentro no se aburriera y viera a los que no habían entrado. Así que si quedaba alguien que no hubiera visto todavía mi imagen moderna y casual captada por una cámara, ya podía verme a toda pantalla. Pierdo bastante de esta guisa, debo decir.
Por la alfombra roja (caramba, ahora mismo no recuerdo si era roja, salmón o negra, ni siquiera recuerdo si había alfombra) pasó gente a la que no hice mucho caso, como Chenoa, una hija o sobrina de Rocío Jurado muy famosa, el niño de Aída… Pude hablar con Juanjo Puigcorbé, que aprovechó para pedir trabajo en algún musical, un género que ya ha interpretado en teatro. Con Imanol Arias, un tipo encantador que va a estrenar en breve Pájaros de papel y que en cualquier momento yo creía que me iba a llamar “Merche”. Con Antonio Garrido, otro simpaticón que ya me dio una vez una entrevista muy maja y que me confirmó que ese vozarrón que tiene también sabe cantar. Con Miriam Giovanelli, una actriz jovencísima que no sé que me dijo porque yo estaba perplejo mirándole la naricilla y la boca. Con Paco León, que le da igual hacer un musical, un drama o una de romanos, porque todo parece que lo hace de coña. Y con Raúl Arévalo, que es muy majete pero a veces es tan tímido que te da respuestas tipo test, aunque con una sonrisa amplia y sincera, la verdad.
A mí Nine me gustó, pero soy de los pocos a los que les pasó eso. En general no ha gustado, pero a mí me distrajo, los números musicales me entretuvieron, aunque no recuerdo las canciones excepto la de Cinema italiano, que ahora mismo acabo de parar de escribir y la estoy cantando, mirad, “Ci-ne-maaaaa ita-liano”. La actuación de Pé también me gustó, y mucho, no me parece exagerada la nominación, y su número musical me sorprendió para bien, es de las pocas veces en las que Penélope Cruz me ha puesto obesa la puchinga (como decía Tip). También me gustó la parte que Nine tiene de homenaje a Fellini 8 y ½, y el tema del director existencialmente perdido entre mujeres. Nicole Kidman y Sofía Loren parece que se van a romper en cualquier momento, eso sí. Y a Daniel Day Lewis le vi como un más que digno Guido Contini, aunque mentí a Santiago Segura y le dije que a mí también me parecía un soso, pero porque Santiago estaba muy gracioso y yo no quería llevarle la contraria.
Días más tarde me invitan al estreno de Invictus, de Clint Eastwood. Por si acaso también me está esperando un cámara, esta vez voy con una careta de Ronald Reagan del año 83 para que no me reconozcan. Sí que me reconoce mi presentadora favorita, Cristina Teva (que precisamente dijo unas palabras graciosísimas en el preestreno de Nine con Antonio Muñoz de Mesa). Me descubre porque pese al perfecto disfraz, yo iba con mi chica, y ambas se conocen. Cris iba con un muchacho encantador que edita una revista que me iba a enviar, pero yo no le dije dónde. Mierda de cabeza.
A este estreno sí que asistió la estrella. No Penélope, sino Morgan Freeman, que salió al escenario y dijo unas palabras en español (pero pocas, “hola”, “gracias” y “reconstituyente tácito”). También salieron la productora de la película y John Carlin, el autor del libro en el que se basa Invictus, que habla español mejor que tú y que yo. Sus lo aprometo.
Morgan Freeman con John Carlin, la productora de "Invictus" y sus sombras, en el cine Palafox de Madrid.
Morgan Freeman sigue siendo negro, lo cual me encanta porque denota una gran coherencia. Está nominado al Oscar al mejor actor, y no me extraña nada, porque aunque ya se parece de serie, realmente borda el personaje y crees estar viendo al auténtico Nelson Mandela. De hecho, fue el propio Mandela quien dijo que si un día le interpretaban en cine, le gustaría que lo hiciera Morgan. Yo una vez entrevisté a Morgan Freeman (por otra película) y me cantó “Al pasar la barca me dijo el barquero”, porque se la había enseñado Paz Vega. Esto no viene a cuento, pero ¿a que mola la anécdota?
Invictus me gustó, aunque en ningún momento me entusiasmó. Me pareció muy correcta, tal vez demasiado correcta, como siempre, Clint Eastwood no sabe hacer películas malas. Quizá con los personajes algo estereotipados, aunque luego resulta que están basados en hechos reales y comprobables. Pero no le perdono a Clint la media horita final de partido de rugby casi en tiempo real, con ralentizados, melés y familias ñoñas, negras y blancas aplaudiendo unidas a una misma Sudáfrica.
Bueno, venga, sí se lo perdono. Te lo perdono, Clint.

(Nine tiene cuatro nominaciones: la de , vestuario, dirección artística y una canción. Invictus tiene dos: Morgan Freeman mejor actor principal y Matt Damon mejor actor de reparto)