Pues sí: por fin se entregaron
los Goya. Y si no os he contado antes lo que me pasó en la ceremonia es porque
el domingo llegué a casa a las 3:20 de la madrugada y ayer, medio sopa,
tenía que trabajar un poco para justificar mi presencia en la gala. A mi jefe
no le vale con que os la cuente a vosotros, pues menudo es.
Cuando vas a los Goya para
trabajar, no te enteras bien de la gala. Los periodistas de televisión estamos
en el backstage, recibiendo a los ganadores según salen del escenario con su
Goya entre las manos. Posan ante los fotógrafos, que son unos señores que
gritan mucho (“¡aquí, a la
derechaaaaaa, mira ahora aquí, mira ahora allaaaaaá, besa el Goya, sube el
Goya, baja el Goya, frótate la chorra con el Goya!”). Luego les
ponen un micrófono y dan las gracias otra vez a sus padres. Y luego pasan por
unos cuantos periodistas que queremos entrevistarles personalmente porque somos
muy nuestros. Y mientras todo esto sucede, la gala continúa, y aunque tenemos
un monitor de televisión, pues como que no te enteras de casi nada.
Aún así, por lo que pude ver y
por los SMS que me enviaba mi chica, me pareció que la gala fue una de las
mejores de las 24 que se han celebrado hasta ahora (me lo han corroborado
algunas de esas personas de las que tanto me fío y de las que tanto os hablo). Andreu Buenafuente, si
quiere, puede ser el Billy
Crystal español. Yo repetiría con él año tras año. Su humor fue
fino, oportuno, inteligente, gracioso (lamentablemente, no siempre el humor en
España es gracioso). El vídeo con el que abrió la ceremonia fue comparable
(bueno, casi) al que presentó Jon
Stewart en sus primeros Oscars. El de Movida en la 211, presentando
Celda como si fuera
una comedia tonta americana, fue sensacional. La fusión con la Sardá, el número
musical, la muerte final (“¿De
qué os reís, cabrones?”)… En fin, todo el mundo habla bien de Buenafuente. Chapeau.
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Luis Tosar, uno de los grandes triunfadores de la noche. |
Pero vosotros visteis la gala,
y seguramente mejor que yo, así que me voy a dedicar solamente a contaros
algunas de las cosas que no pudisteis ver porque no estuvisteis en la alfombra
roja (bueno, verde, Jameson
manda), que estuve mirando yo por si os veía y nada, ah, felones, que me
dejasteis más solo que un perro (que un perro solo).
- Como el que llevaba en brazos María Reyes, y al que enfocaron durante
la gala en uno de los chistes más flojetes. María explicaba la historia
del perro Pancho a
todo el que le preguntara por él (porque fue su acompañante), y contaba de
memoria esa historia tan sosa que se inventaron para mencionar a uno de
los patrocinadores.
- La pobre y encantadora Leticia
Dolera, actriz que acaba de dirigir un corto, llegó a la
alfombra roja (verde), se quitó el abrigo y ¡mierda! se le había llenado
el vestido de pelusinas. A la pobre la tuvieron que ayudar a quitarse las
putas pelusas antes de que posara ante los fotógrafos y pareciera la manta
de un gato. Y aunque estuvo allí un ratito ante la vista de
todos, impacientes por que se plantara ante los flashes, mereció
la pena la espera. ¡Guapa, ole!
- De repente los periodistas acreditados en la alfombra (bueno,
y los que ya estamos desacreditados) quedamos cegados por
un destello amarillo fluorescente que nos dañó gran parte de los ojos
y nos hizo caernos hacia atrás: acababa de entrar una figura
uniforme, larga, delgada, luminosa, tan suave que se diría toda de
algodón, que no llevaba huesos, como un spagueti all’uovo combinado con el
look del primer David
Bowie. Pero era Bimba
Bosé, con el pelo teñido del color de su traje: amarillo
chillón. Menos mal que Óscar
Jaenada decidió no teñírselo del color de su
atuendo, pues iba vestido con una chaqueta rosa palo, una camiseta a juego
y un borsalino negro, no recuerdo si me dijo que era regalo de su madre o
de Jean Paul Belmondo.
Cómo iría vestido que casi no me fijé en su pareja, Bárbara Goenaga, y
mira que me parece atractiva esa chica. Aún así, me pareció más surreal la
pareja Óscar Jaenada –
Ana Belén sobre el escenario.
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Mi mítico mentón dialogando con la mejor actriz del año, Lola Dueñas. |
- Hablando de parejas: me sigue pareciendo que Pé y Já se lo
montan fatal. Eran la pareja de la noche, entregaron premios, encajaron
las bromas de Andreu… ¿por qué entonces no ir juntos a la gala? Pues
Bardem no pasó por la alfombra roja (verde), sino que entró a la sala por
la puerta de atrás. Y Penélope no se detuvo a hacer declaraciones, y
además fue porque ella no quiso, doy fe de que Antonio Rubial, su
representante, intentó que me concediera la mini-entrevista que habíamos
apalabrado. Esto lo digo porque mucha gente dice que son peores los
representantes que las estrellas. Bueno, pues no siempre. Pé y Já me
parecen dos actores magníficos merecedores de muchos premios, ya lo he
dicho muchas veces, pero me sigue pareciendo que se lo montan mal, muy
mal.
- Hablando de bordes: Marisa
Paredes, la ex-presidenta de la Academia, pasó por delante
de mí y le solicité unas declaraciones de diva a diva con mi exquisita
educación (“¡¡¡¡Marisaaaaaaaaa,
anda párateeeeeeeeee!!!!”). Marisa, que como dice Miguel Parra se ha
quedado anclada en el personaje de La
flor de mi secreto, me dijo “No,
es que ya he hecho siete entrevistas”. No sabía que había un
límite, ni que fuera siete. “No
importa, yo he hecho más”, le dije por si colaba. Pero no
coló.
- Y volviendo al tema de parejas premiadas: aunque Pé y Já
pueden presumir de tener en casa dos Oscars, que supongo que usarán para
machacar almendras amargas para la salsa, me gusta mucho más lo
de Luis Tosar y Marta Etura. Aparte de que
los dos me encantan, cada uno en su estilo, ¿os imagináis lo que debe de
molar pedir un taxi - cada uno con un Goya -, entrar en casa –
cada uno con un Goya -, ver quién de los dos busca las llaves porque
tienen ocupadas las manos – cada uno con un Goya -, y dormirse cada
uno abrazado a su Goya? Es más, ¿os imagináis lo que debe de molar
dormirse abrazado a un Goya, soltarlo y abrazarse a Marta Etura?
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Mi cogote con Marta Etura. Si no fuera porque Luis Tosar es un tipo fantástico y parece más brutote que yo, me fugaría con Marta Etura a Sabiñánigo, Huesca. |
- Otra extraña pareja: Pilar
Castro y Luis
Zahera, el actor que tenía que haberse llevado el Goya al
mejor secundario pero no le nominaron. Luis iba grabando a Pilar con una
camarita, y tanto esto como que los dos fueran juntos tiene una
explicación, pero no sé si es sorpresa, así que por si acaso ya me
callo.
- Debo reconocer que me sorprendió ver frente a mí, durante las
casi dos horas y media que duró el desfile de estrellas por la alfombra
roja (verde), a Carlos
del Amor de TVE bastante ocioso. Estaba ahí como solo. Yo
pensé que se habría equivocado en la hora o que habría quedado con el
cámara en otro sitio. Pero no, al final sí que hizo entrevistas y fue de
los únicos que tuvo a Penélope
Cruz (cosa que yo no conseguí, porras). Es que era
muy raro, si no.
- También debo reconocer mi debilidad por la belleza que
exhibieron Maribel
Verdú, Manuela
Velasco o Verónica
Sánchez. Además, reconozco que me salí literalmente de mi
cuerpo de gozo y orgullo cuando las dos últimas van y me reconocen y me
besan y me dicen “¡¡¡qué
taaaal!!!” antes de entrevistarlas. La verdad es que quedas
como Dios delante de los demás. Yo les dije a todos que eran unas
ex-novias a las que dejé por Tere y que hemos quedado como amigos, pero no
me creyeron.
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Maribel Verdú. Cómo me gusta a mí, Maribel Verdú. Mirad cómo me sonríe, Maribel Verdú, aunque tal vez se esté descojonando de mí, no le pregunté por si acaso. |
- Igualmente ilusionóme el abrazo de ánimo y mis deseos de
suerte que les pude dar a Antonio
Naharro, Álvaro Pastor y Javier Recio, con quienes estuve el
otro día y el pasado post. También vi pasar con Natalie Seseña a Nuria Verde, pero en
ese momento estaba entrevistando a no sé quién o sufriendo el desaire de Marisa Paredes y no
pude darle un beso. Te lo doy ahora, Nuria.
- Luego aparecieron algunos personajes que nunca me acuerdo de
si están vivos hasta que llegan los Goya. Y además, vi a Massiel, Analía Gadé, Silvia Marsó, Pajares con Maricielo, Victoria Vera… que
seguro que están todos trabajando en algo, pero ahora mismo (salvo en dos
casos) no sé en qué.
- Y tras la gala, tuvimos el placer de hablar con los
ganadores, ya sintiéndose ganadores: Lola Dueñas con un subidón que parecía
que se había comido unas pirulas entre el escenario y el backstage, Luis Tosar, Alberto Iglesias,
Javier Recio, Alberto
Ammann, Marta
Etura, Raúl Arévalo… y Álex de la Iglesia, que fue el gran
triunfador por el “efecto Pedro”, y cuyo discurso inaugural ensayó
unos minutos antes delante de mi micrófono (os lo juro). No me comentó que
iba a pedirle a la gente que no se alargara en los
agradecimientos. Es verdad que es un coñazo, pero como reivindicó Belén Rueda en la
gala de Mar adentro,
es quizá el momento más importante en la vida de un actor. ¿Le vas a
quitar ese gusto?
- A la 1:30 todavía estábamos entrevistando a Alejandro Amenábar y
a Daniel Monzón.
Justo después, los sufridos cámaras Antonio
y Mario
y mi superproductora Cristina Iglesias subimos al cocktail
para comernos un canapé de queso y así no desfallecer mucho, y también
porque arriba estaban Xiomara
García (a la que debéis en parte el magnífico vídeo
con el que empezó la gala) y mis amigos y grandes actores Emilio Gavira y Jorge Merino. A
Cristina le debéis todas estas imágenes de mi cogote. Pero si queréis ver
fotos buenas buenas de los Goya sin que se entrometa mi colleja, no os
perdáis el especial que ha preparado Menstyle.
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Amenábar Amenábar, moro de la morería. Mi cogote con el "perdedor" de la noche, si es que se puede ser perdedor y ganar 7 Goyas. |
Ah, y para
terminar, repaso mis apuestas y veo que:
- Me libro de pagaros una cena para dos personas en un pequeño
restaurante de Almorox, Toledo, pero os tengo que invitar a un plato de
garbanzos con repollo en Casa Perico.
- Me tenéis que pagar una excursión a Chipre de dos días y seis
noches.
- Me tengo que follar a un pato.
Bueno, pues lo que haré será
irme con el puto pato a Chipre para que el sexo sea con cariño, que es mucho
mejor, y mientras tanto vosotros os coméis los garbanzos de Casa Perico. Os recomiendo
que los pidáis con ropa vieja, creo que la hacen los viernes.