Me proponen ir a Terrassa,
Barcelona, al rodaje de Los
ojos de Julia. Los
ojos de Julia es una de las esperanzas del cine español de
2010, una película de Guillem
Morales (que no es muy conocido pero tampoco un debutante) en
la que hay cosas que recuerdan a
El orfanato: parte del equipo de producción (de Guillermo del Toro), Belén Rueda en un papel
de atormentadilla, el misterio que envuelve la historia…
Recuerdo ese día de rodaje
como si hubiera sido hace unos días. Seguramente porque fue hace unos días.
6:20 AM. Comienzo a dar
vueltas en la cama sobre mí mismo, afición a la que dedico el 90% de mi ocio
nocturno.
6:40. Anoche llamé a un
taxista amigo para que me lleve al aeropuerto, porque los no amigos me hablan de
política y me ponen nervioso. Me llama el taxista amigo: que le han abierto el
coche y le han quitado el tom-tom, que no puede venir y que ya si eso llame a
un taxista no amigo.
6:41. Pues empezamos bien el
día.
7:30. Tras charlar con un
taxista sobre Zapatero,
llego a Barajas a encontrarme con el equipo que me han asignado para hoy. Vaya,
son Cristina Teva, Antonio
González y
Mario Martos. Últimamente viajo siempre con ellos, y cuando
viajo con ellos me pasan cosas tontísimas. But I ike it, que dirían los Rolling
Stones.
7:45. Nos tomamos dos caféses y para cuando queremos darnos cuenta empezamos a perder puentes aéreos a una velocidad nunca vista en el hemisferio norte del planeta Tierra.
7:45. Nos tomamos dos caféses y para cuando queremos darnos cuenta empezamos a perder puentes aéreos a una velocidad nunca vista en el hemisferio norte del planeta Tierra.
9:15. Aviso de
nuestro retraso (y del de los aviones) a Sandra Ejarque, encargada de prensa del
rodaje y una persona adorable. Me dice que esté tranquilo, que vamos genial de
tiempo y que nos manda un coche al aeropuerto de Barcelona y que ya está. Visto
lo cual, pedimos más caféses.
10:45. Despega nuestro avión.
Nos ofrecen otro café, pero a estas alturas nos tiemblan las extremidades
superiores, los ojos se nos desorbitan y la cafeína supura por nuestros
poritos. Lo declinamos amablemente.
11:45. Llegamos a Barcelona.
Llamo a Sandra y me dice que vamos genial de tiempo. Añade que va a venir en
nuestro mismo coche la hermana de Belén
Rueda, que ha venido en nuestro mismo avión para visitarla.
Echo un vistazo por la terminal y no veo a nadie que parezca la hermana de Belén Rueda, pero sí a
alguien que directamente parece Belén
Rueda.
11:50. En efecto, es Chus Rueda. Se parece
mucho, pero no es igual. Si fuera igual igual igual la entrevistaríamos en el
aeropuerto, nos volveríamos a Madrid y nadie se daría cuenta. Chus me confiesa
que a veces la confunden con Belén, pero que normalmente la gente cree que la
conoce y no sabe de qué.
12:45. Llegamos a los estudios
de rodaje. Están en un hospital abandonado, donde la gente se colaba para rodar
cortometrajes y videoclips. Visto lo cual, el ayuntamiento lo habilitó como
plató para rentabilizarlo un poco. La pela es la pela.
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Belén Rueda rodando. |
13:00. Ahora que tengo un rato
mientras Antonio y Mario graban imágenes del rodaje, os cuento de qué va la
película: resulta que Belén
Rueda (Julia) tiene una enfermedad por la que está perdiendo la
vista (por eso lo de los ojos), y en esto le llega la noticia de la extraña
muerte de su hermana (papel que no interpreta Chus) e intenta averiguar cosas
sobre ella mientras sus ojos siguen perdiendo vista (los ojos de Julia).
13:15. Pues yo también estoy
perdiendo vista y nadie rueda Los
ojos de Joselín.
13:30. Chus Rueda se aburre y me
la traigo a nuestro grupo (los rodajes son un coñazo, por mucho que la protagonista
sea tu hermana). Entre que a Sandra, que es divertidísima, a veces se la va la
pinza y que a mí no se me puede ir, porque no tengo ni pinza, Chus debió de
pensar que yo era una especie de comunista de derechas con ideas nacionalistas
pro-globalización. A veces me propongo no decir chorradas delante de gente que
no conozco, pero con Sandra y Cristina de tertulianas es casi imposible.
13:45. Sandra dice que vamos
genial de tiempo y que a las 14:30 habremos terminado.
14:30. Llega Lluís Homar, que hace de
marido de Belén en la película. Lluís
Homar hoy no rueda: Belén rueda (perdón, necesitaba hacer este
chiste). Lluís ha venido desde Barcelona solamente para que Cristina Teva le
entreviste. Es un detallazo, pero yo también lo habría hecho.
15:00. Paramos para comer.
Cris y Sandra quieren que el cocinero les caliente el atún, y no sé por qué
deciden que para conseguirlo hay que fingir que tienen la gripe A en estado
terminal. Yo creo que están locas.
16:00. Nos recibe el director Guillem Morales. Dice que
no entiende por qué comparamos este rodaje con El orfanato. No sé, por Belén,
por Guillermo del Toro,
por el ambiente… Después de las entrevistas (le hicimos dos al pobre) nos dice
que podemos usar todo el material que grabemos hoy, pero que no salga la persona
que aparece con Belén Rueda,
por mantener el misterio, más que nada.
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Belén Rueda y Lluís Homar a las órdenes de Guillem Morales. |
16:15. Me dice Antonio que en
todas las imágenes que ha grabado sale esa persona. Es que es la única
secuencia que se rodaba hoy. No sé cómo lo hicimos después, pero montamos el
reportaje sin que se la viera.
17:00. Por fin Cristina
entrevista a Belén, que como sale en todas las secuencias de la película, pues
no encontraba el momento para atendernos. Es encantadora, es como sus
personajes, es como te crees que va a ser y te han contado que iba a ser. Y
como su hermana, que también es encantadora pero que no se dedica a salir en la
tele y el cine porque sería un lío, aunque una vez estuvo a punto de hacer una
coña en el VIP de Emilio
Aragón pero al final pasó. Chus es maquilladora, que ni os lo
había dicho ni nada.
17:30. Termimanos. Sandra dice
que vamos genial de tiempo y que a las 17:30 habremos terminado.
17:50. Nos ponen un coche para
volver al aeropuerto (sin Chus), pero es un poco pequeño y el equipo con el que
carga Antonio es más voluminoso que el del rodaje de la película, y sobre todo
es más voluminoso que el coche. Llenamos el maletero y aún falta una especie de
armario que colocamos en los asientos traseros, donde además tenemos que ir
tres personas. Para demostrar que cabemos, y para ingresar en el Libro Guinness, Sandra se
mete en el coche pegada al maletón, conmigo en medio y con Cristina al otro
lado, y cierra las puertas completando un prieto sandwich del que yo soy el
chóped. Me hubiera quedado así hasta el solsticio de verano, pero Dios no me
concedió ese capricho porque tenemos varias cuentas pendientes.
17:55. Lamentablemente, Sandra
se retira de la prueba y en el viaje real la sustituye Mario. Quiero mucho a
Mario, pero no para estas prácticas. Los tres adoptamos una extraña posición de
Tetris en la que la rótula de Cristina queda apoyada de una manera amenazante
en la zona que médicamente viene a denominarse como mi ano. Así viajamos
durante una hora. Creo que ellos dos se duermen. Yo no, por si acaso se me
relaja el esfínter. No obstante, si algún día tengo que perder la virginidad
rectal, que sea con la rodilla de Cristina.
20:00. Volamos sin incidencias
y llegamos a Madrid. Como es un puente aéreo, en el avión sólo iban los tres
bultos de Antonio, y aún así Iberia le perdió uno. No creo que le pillara de
sorpresa, sabe perfectamente que una jornada juntos sin que le pase algo a su
equipaje, mochila o cámara, es como un jardín sin flores o como un post sin
comentarios.