sábado, 21 de mayo de 2011

Piratas del Caribe 4: Cuando Jack Sparrow conoció a Pé

Ayer desembarcó en las salas españolas Piratas del Caribe: en mareas misteriosas (perdón por la obviedad, pero no quería que ésta fuera la única crónica que no utilizara el símil “desembarcar”). Concretamente en 874 salas españolas. No sé si hay muchas más salas en España, yo creo que no, porque sólo se estrenaron dos películas más, pero el caso es que este fin de semana Sparrow y Penélope despertarán del sueño de la taquilla a esa delicia llamada Midnight in Paris, y se colocarán viento en popa a toda vela en la cabeza del box office.
En muchas de esas salas, la película se podrá ver en 3D.  Esto estaría muy bien si no hubiese salido un estudio reciente que dice que 6 millones de españoles no ven bien el 3D, y uno en concreto no lo ve bien ni mal, pero tiene un blog en GQ en el que haba de cine en 3D. Yo durante la promoción de Piratas creí por unos momentos que sí que veía en 3D, porque los senos de Penélope me parecían más orondos que en la propia película, me parecían dos cañones por banda, dos cantos a la tridimensión, pero luego me explicaron que eso era un efecto de la lactancia, no de la estereoscopia. Eso sí, los efectos digitales son de estos que los inflan, como en Alicia en el país de las maravillas o Furia de titanes. No, si al final para ver 3D puro y sin adulterar habrá que recurrir de nuevo a Torrente (que también va por la 4).
Johnyy y Penélope, Jack y Angelica.
Hablando de la película, vamos a ver: es Piratas del Caribe 4. Da igual que se llame “en aguas misteriosas”, “en aguas turbulentas”  o “en aguas fecales”. Es una más de Sparrow, de aventuras y de barcos enfrentados entre sí, de piratas de los de verdad, no de los de la Sinde. La novedad, quizá la más interesante, es que está Penélope. O sea que ya no está Keyra Knightley, de lo cual me alegro bastante porque es un poco ñoña y porque cada vez que tengo que escribir su nombre tengo que mirar la Imdb. Penélope, que fue reclamada por el director Rob Marshall, el que le llevó a su tercera candidatura a un Oscar por Nine, interpreta a Angelica, una pirata española que estuvo en un convento en tiempos pasados. Por eso, una vez más, no la escuchamos con ese acento americano que está perfeccionando, sino con esa manera de hablar inglés tan particular que tiene y que personalmente me parece que le queda de puta madre para estos papeles. Aunque por supuesto, el 99% del público va a escuchar a Pé doblada. No es Piratas… una de esas películas que hay que ver en V.O.S. Eso sí, la española de Penélope vuelve a ser racial, algo histérica, valiente, clara… como en Vicky Cristina Barcelona, aunque como esa era de Woody Allen, pues al final ganó un Oscar. En esta lo que podía ganar ya lo ganó al firmar el contrato.
Volviendo al embarazo de Penélope, o la maternidad, o a lo que sea, se hace saber que en la película también aparece su hermana Mónica Cruz como doble de Penélope en algunas escenas de acción vistas desde lejos, cuando a Pé ya se le notaba un poco la barriguita. Es que ya nos hemos acopstumbrado, pero yo me acuerdo en 1998, con mi amiga Eva Díaz de Vanity Fair, en un desfile de Pasarela Cibeles de Victorio y Luchino (qué haría yo allí, ¿no?), en el que desfilaba Penélope cuando aún no era tan así. Mónica estaba entre el público y nosotros pensábamos que era la propia Penélope que al final no iba a desfilar. Y cuando Pé abrió el desfile, nos pareció como un truco de Houdini. Y es que era su hermana. Sirva esta estúpida anécdota para apostillar: si es que de lejos se parecen mucho.
Johnny Depp empujando una barca un poco.
Hace mucho que no hago una referencia a La canción del pirata. Venga, va: un velero bergantín.
Lo que no sabemos es si Penélope estará en la quinta, porque parece que va a haber quinta, ya lo ha sugerido Johnny Depp, que en esta saga cada vez me recuerda más al cantante de Kiss. El que sí ha firmado es el guionista, Ferry Rossio. A mí me gustaría que la quinta dirigiera Almodóvar.
¿Y en cuanto a calidad? Pues lo dicho más arriba. Nadie la ha loado como película ni en Cannes, ni en España, ni en Nueva York… Es una máquina de hacer dinero, no una obra de arte y ensayo. ¿Calidad? Pues poquita. ¿Espectáculo? Mucho, parece un parque temático. ¿Entretenimiento? Por supuesto, pero ojo, que dura dos horas y cuarto y también puede empujar al aburrimiento. ¿Infantil? Por supuesto que sí.

Es Piratas del Caribe.