Ya estoy aquí. O como diría Tarradellas, “Ja soc aqui”. Y se acabaron las
vacaciones. O como diría Tarradellas, “Al puto tajo, pringao”. Con las vacaciones se
acabaron la paz, la tranquilidad, el placer de descubrir lugares que no
conocía, de repetir en algunos que sí, la alimentación descontrolada, la
barriga más descontrolada aún, los niños despertándote antes de lo que tu
desearías (los niños de otros, por fortuna, niños a los que adoro, por cierto)…
¿Y
qué es lo mejor de que se acaben las vacaciones? Pues que me reencuentro con
todos vosotros, mis queridos amigos de este blog. Os he echado mucho de menos
todos y cada uno del los días, y estaba deseando volver a esta página (y
qué suerte que aquí no se vea la cara de falso de quien esto escribe) (es
broma).
Como ya os conté
una vez, siempre que paso unos días
fuera de España, a no ser que el país que visite sea Burundi o Andorra, no me
gusta desconectar de mi país. Me alivia que en los hoteles tengan TVE Internacional, aunque sólo sea para tragarme los dibujos
animados de Dougie se disfraza mientras mi chica se ducha (esto lo digo en
serio, nos sabemos la canción entera). También me tranquiliza encontrar prensa
española en los quioscos. En cambio, no me gusta encontrarme españoles. Qué
contradicción, por Dios.
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Dougie y su perro. Ahí donde les veis, me colocaron varios capítulos. |
Brüno, el artista antes conocido como Borat (o sea Sacha Baron Cohen), ha sido amenazado por los mártires de Al Aqsa, una especie de mini Al Qaeda. Que digo yo que estos mártires deberían estar ya autoinmolados por definición, pero qué sé yo de estas cosas. La amenaza se produjo porque Brüno dice en la película que “Bin Laden es un mago sucio y un Santa Claus sin techo”. Para qué se meterá Brüno en esos berenjenales.
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Brüno, el nuevo Salman Rushdie en versión sarasa. |
De pronto leo la gilipollez del verano: en Liverpool se plantean clasificar para mayores de 18 años las películas en las que los protagonistas fumen. Eso hubiera impedido a los menores de edad ver Casablanca, las películas de los Hermanos Marx o El crepúsculo de los dioses. Es sí, una película en la que un asesino en serie viole rectalmente con un pepino de 30 cms. a una campesina sonrosada podría ser apta para todos los públicos siempre que el indeseable individuo no fume.
Otra noticia surreal: Marc Lester, el niño que
interpretó a Oliver Twist en el musical
de 1968, dice que cree que es el padre del hijo de Michael Jackson. No
quiere esto decir que se tirara a Jacko
embarazándolo, sino que Michael
necesitaba semen para concebir artificialmente a su vástago, y como eran amigos
pues Marc Lester
debió de decirle: “Pues ya si eso te paso un
poco del mío, que me sobró ayer de una pajilla”. Y añadió cantando: “Consider yourself… one of the family!”
Descansando en el hotel tras
una agotadora jornada de turismo de riesgo (que para mí consiste en subir 100
escalones para asomarme un poco a un campanario), veo el último programa de la
temporada de Carlos del
Amor. Pero al día siguiente vuelvo a verle y vuelve a decir que
es el último y que adiós. Y a los tres días le veo en otro diferente e insiste:
“hoy es nuestro último programa y adiós”
. Llego a la conclusión de que o Carlos
del Amor nos toma el pelo o hace 18 programas distintos. Y por
cierto, percibo que no tiene el control absoluto de uno de sus ojos, lo cual
aún me da esperanzas de triunfar joven en la televisión pública por mi físico.
Bueno no. Yo ya no puedo triunfar joven. Y triunfar siendo maduros sólo está
alcance de genios como Chiquito
de la Calzada o doña
Adelaida. En otra vida será.
En uno de los 15 últimos
programas de Carlos del
Amor hablan de Gordos,
la segunda película de Daniel
Sánchez Arévalo, que se estrena el 11 de septiembre. Me hace
gracia un chiste del personaje de Antonio
de la Torre, que dice que el color de no sé qué es “marrón
oscuro casi mierda”. Tengo muchas ganas de verla, porque me gustó Azuloscurocasinegro, porque estuve en el
rodaje de Gordos y tenía buena pinta,
además de que el equipo transmitía un buen rollo tremendo, porque Daniel me cae bien, y porque su padre era
amigo del mío. Su padre es José
Ramón Sánchez, el dibujante de Dabadabadá,
El desván de la fantasía, El kiosko y otras muchas otras cosas, y un
cinéfilo enorme, como demuestran sus muchas exposiciones sobre cine. Los
menores de 30 no suelen recordarle, pero yo le recuerdo mucho, y le conozco, y
tengo una foto con él. Mi padre también dibujaba, pero no se hizo famoso porque
cambió de profesión, en la cual sí que se hizo famoso, por cierto.
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Sube que sube, sube al desván. |
De repente, el televisor me pilla con la guardia baja y me trago un programa sobre “Las vías verdes”, un documental de trenes, creo. Me parece aburrido. Aún así llego a los títulos de crédito y descubro que conozco al sonidista. La verdad es que a mí el programa me sonaba bien, lo malo eran las cosas que sonaban.
Un domingo, mientras Teresa se duchaba (las duchas de Teresa me dan a mí para mucho, como veis), veo
los programas religiosos de TVEi. Hostias (nunca mejor dicho), ponen muchos,
como cuatro seguidos. Uno de judíos, otro de religiones del mundo, uno muy
católico y el de Últimas preguntas, que
me suena de toda la vida, así que no deben ser tan últimas, les pasará como a
los programas de Carlos del
Amor. En uno de ellos actúa el grupo más soso del mundo (¿MP?),
con una canción un poco religiosa y muy ñoñi. Son cinco, una chica canta y el
resto hacen coros muy quietos. Tanto que hasta el final no descubro que tras
ellos había un pianista con un piano de cola, pero no precisamente como el de Errol Flynn (ver post y comentarios).
Igual eran ciegos, porque no abrían los ojos para cantar y me estoy yo aquí
cachondeando de ellos. Les sigue un debate entre un cura católico y un pastor evangélico,
y Dios me perdone pero me interesó bastante el tema. Al menos aprendí sus
diferencias.
Virgen
santa, la de cosas que me ha dado tiempo de ver y leer estando de vacaciones. Y
todavía me quedan más. Casi que sigo otro día porque me estoy agotando hasta
yo, ¿no?