viernes, 28 de agosto de 2009

¡Cuidado! Nos escuchan…

¿A que pensabais que me iba a poner a hablar de las escuchas ilegales? ¿A que os creíais que iba a decir que a Fermín Zabalegui y a mí nos tienen pinchados los teléfonos desde el site de Hachette? No, no creo que sea así. Cualquier persona que tuviera pinchado mi teléfono móvil y escuchara dos conversaciones, lo despincharía al instante y me enviaría un SMS con las palabras “XO KOMO PUEDS SER TAN GLPOLLS??? TQM. BSS”.
Mi ingenioso titular del día de hoy se refiere a una de las series “estrella” que se estrenaban este verano, y de la que hasta hoy no había tenido ocasión de hablaros. La serie se llama THE LISTENER, y se emite en Antena 3. La podrían haber llamado “El escuchador”, pero han dejado el título en inglés, y hacen bien, porque puestos a traducir también la podrían haber programado como “El veedor”, luego os cuento por qué, o “The seeer”, pero estas palabras quedan raras en español y en inglés, porque tienen demasiadas “es” seguidas.
Este tío es "The listener". ¿A que resulta increíble que sea telépata, con esos pelos de loco?
 Me intereso por The listener y me esfuerzo en verla por varios motivos:
  1. Primero se estrenó en FOX. FOX me ha dado grandes alegrías en los últimos años, como Mujeres desesperadas, House, Dexter, 24… Confío en sus productos.
  2. Antena 3 la emite los martes a las 0:30 de la madrugada, de dos capítulos en dos. Cuando una cadena generalista programa una serie en ese horario, es que puede ser buena. Así lo hicieron Antena 3 con 24, Telemadrid con Nip/Tuck y Cuatro con Dexter y Mad men. En cambio, si la serie va en prime time, es mala señal.
  3. Hablando de prime time: Telecinco prescinde por fin de las Matrimoniadas. Bendita sea. El motivo es que “la fórmula se ha agotado”. Vamos a ver: la fórmula ya estaba agotada cuando se emitía en TVE, en Noche de fiesta. Otra cosa es que haya bajado la audiencia. Eso sí me lo creo más.
El argumento es muy simple: va de un policía que trabaja en el departamento de medicina, o un médico que trabaja en el departamento de policía, no me enteré bien (¿por qué tendré la manía de hacer otras cosas mientras veo la tele? Luego me pierdo detalles fundamentales de la trama y quedo como un panoli). El caso es que este tío, que investiga y/o cura, tiene la gran ventaja de que lee la mente de los demás, aunque sólo a veces. O sea, que es un poco telépata. Pero además, cuando oye estas mentes, se le aparecen imágnes montadas muy rápido y como con flashes, mientras en su cabeza suena: “chin, chan, flush, flash, oh!”, como en el tráiler de El sexto sentido. Y con eco. O sea, que tiene en la cabeza una sala de edición en la que Guy Ritchie monta las cosas que él escucha. Pero veo The listener, y lejos de cobrar peso estos alicientes, encuentro en la serie demasiadas pegas:
True blood: Sookie to me. Sookie to me now
  1. La gran originalidad de The listener (la telepatía) me parece que está copiada de otra serie: True blood. En True blood, Sookie (Anna Paquin), es telépata. Que qué decepción me acabo de llevar, porque he tenido que buscar cómo se escribe el nombre de su personaje, que se pronuncia “Suqui“, y yo soñaba con que se escribiera “Suckie“, del verbo “To suck“, aunque entonces se pronunciaría “Saqui“, pero resulta que se escribe “Sookie“, que no sé lo que es. Pero la telepatia de Sookie no es ni de lejos la trama central de True blood. Me parece que alguien debió ver True blood y pensó: “¡Qué buena idea! Hagamos una serie policiaca“.

  1. Como digo, es policíaca. Y a mí me aburren las series policíacas, especialmente las que buscan un detalle original, como Numbers, que acaba resultando ridícula. Yo creo que este género me aburre por culpa de C.S.I., con la que me metí una sobredosis de C.S.I. Las Vegas, C.S.I. Miami, C.S.I. Nueva York, C.S.I. Almorox (Toledo), etc. Ahora me parecen todas iguales: Mentes criminales, Policías de Nueva York, Caso abierto… También puede haber un trauma familiar en todo esto, no digo que no.
  2. No me gustan las series en las que los buenos adivinan quiénes son los malos gracias a cosas que tú no puedes alcanzar a entender, a no ser que esté viendo una de superhéroes. Y este tipo lo adivina todo gracias a que, en un momento dado, lee la mente del malote. Y a mí eso no me sale. Hay gente a la que le leo lo que está pensando a veinte metros de distancia, y gente a la que no le adivino el pensamiento ni aunque me esté contando su vida. Normalmente, a las que les leo la mente suelen importarme un bledo y viceversa. Mierda.
  3. Me pone nervioso el doblaje que han hecho al castellano. Una poli guapa va a hablar con un negro muy macarra y peligroso, y le dice con voz de locutora de documental de La 2: “Nueva kely, ¿eh?“. Y el negro pillastre le responde con voz de actor de doblaje blanco: “Sí, es que tengo nuevo curro“. Queda tan anacrónico como cuando Camilo Sesto decía que molaba mazo.
  4. De pronto acaba la serie y Antena 3 emite un anuncio de Moussel de Legrain de los primeros años 70, tal cual, sin actualizar. Me entra la morriña y pienso que si viera en el súper un bote de gel Moussel, lo compraría. Y también pienso que mucha de la gente que compra gel de tamaño familiar , tendrá más de 35 años, con lo cual me parece un anuncio magnífico.

  • Conclusión: si los martes a las 0:30 tenéis sueño o algo mejor que hacer, no es necesario que veais The listener.
  • Tema para debate ¿sois buenos leyendo el pensamiento de los demás?