Os
contaba el otro día, en un alarde de lo que es la incapacidad para desconectar
cuando se está de vacaciones, algunas cosillas sobre la tele y el cine que
había leído mientras viajaba allende los ríos (es que mares no he cruzado). Y
os hablé de documentales, películas, informativos, programas religiosos…
Pero mi debilidad cuando estoy fuera de España es “Saber vivir”. Cómo ha cambiado desde que
se fue Manuel
Torreiglesias (al que ya dedicamos aquí un sentido homenaje). Ahora lo conduce el que era su mano derecha,
el Señor Tomate. El Señor
Tomate, al que yo llamo así
cariñosamente, pero que en realidad se llama Luis
Gutiérrez, me cae mil
veces mejor que Torreiglesias, porque no destila su mala leche y porque
parece que se lleva bien con todo su equipo. Y no es fácil, porque tiene un
colaborador que se llama Vicente
Ibáñez y que es lo más
machista que he visto en la tele desde que se fue Torreiglesias. Por ejemplo, es capaz de contestarle a otra
colaboradora con dudas sobre cómo sobre cómo ponerse los zuecos con esta perla:
“usted, con lo guapa que es, puede
ponerse los zuecos como quiera”.
O sea, que el buen o mal uso del calzado depende de la belleza. Ahora entiendo
por qué me dan tanto calor las katiuskas en verano: porque me las pongo mal
porque soy feo.
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Saber vivir. La verdad es que tienen una web un poco cutre y no muy actualizada. |
Toque de humor del programa: una colaboradora redicha (que se llama Cristina, y que es la que se pone los zuecos mal pero no importa porque le pone cachondo al doctor Ibáñez) mantiene la siguiente conversación para ganarse a una niña con gafas a la que saca “voluntaria” del público: “Hola, ¿cómo te llamas?” / “María” / “Yo Cristina. ¿Conoces a alguna Cristina?” / “Sí” / “¿Y qué tal te llevas con ella?” / “Muy mal”. El Señor Tomate me leyó el pensamiento y le dijo: “¡¡Eso te pasa por preguntar!!”
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Y ahora pongámonos tristes. Todos los veranos me da la sensación
de que durante las vacaciones se muere más gente que en invierno. Este verano
ha muerto Mary
Carrillo, que fue una de las actrices más grandes que ha habido en este
país. Qué os voy a contar de ella, quién no la ha visto en El pisisto, Los santos inocentes o Fortunata y Jacinta… Tuve la suerte de verla en
teatro, y me pareció más grande todavía. Aunque fuera la madre de las Hurtado, yo se lo perdono y todo.
También nos ha dejado Rafael Mendizábal, ya que
hablamos de teatro. A Mendizábal le
recuerdo especialmente porque escribió la peor obra que he visto en mi vida, ¡Viva el cuponazo!, pero le tengo cariño
porque la vi con Enrique Catá y
posteriormente nos hemos reído mucho recordándola, y también porque me dio la
oportunidad de ver en el escenario a la enorme Rafaela Aparicio en su última
interpretación, y también porque escribió otras cosas mucho mejores. Era como
un autor de bestsellers del teatro español, pero sin necesidad de escribir para
Juanito Navarro o
Arturo Fernández.
Se fue Julián Lago. Julián Lago pasó al
imaginario popular por La máquina de verdad
y su frase “no me conteste ahora, hágalo
después de la publicidad”, cuando la telebasura se estaba instalando en
la televisión en España. Cuentan que luego se desencantó de esta moda y se
retiró de la tele. Pero
Julián Lago fue mucho más que eso. Con 30 años era redactor
jefe en Interviú (mi primer trabajo fue
en Interviú, pero ya no estaba Julián). Con pocos más dirigió Tiempo y Tribuna.
A mí siempre me han asombrado las personas que con 30 años dirigen
semejantes monstruos, como Juan
Luis Cebrián, que con 32 ya dirigía El País. Yo con 30 años sólo dirigía
furtivas miradas a las becarias. Y con algunos más he dirigido programitas en
televisión, pero siempre con equipos que, por necesidad, acostumbran a
dirigirse solos.
Y me entristece la muerte de
Valerio Lazarov.
Entre otras cosas, porque fue el que trajo a España ese zoom con el que
convivimos durante muchos años. Sin él, la historia de TVE no se entendería, ni
los musicales, ni el Ballet Zoom… Y
tampoco la historia de Telecinco: él
coinventó la “Teleteta”
y sin él no se entiende el nacimiento y el boom de las privadas. También
produjo Hostal Royal Manzanares. ¿Y qué?
Lo suyo no era la tele de calidad, sino la de entretenimiento. Y la hacía como
nadie.
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El Ballet Zoom. De puro kitsch, me parece hasta moderno. |
Y para terminar: no tiene nada que ver con la tele y el cine, pero los últimos días de mis vacaciones los he pasado en Cantabria, maravillosa tierra. Soy absolutamente profano en el mundo de la repostería: sé que los sobaos y las quesadas son de allí, pero siempre me pierdo con los Miguelitos de la Roda de Bará, los Chopitos de Osorno, los Nicanores del Boñar y las Manolitas de la puta madre de San Cipriano. Por eso me sorprendió encontrar dos cajas de dulces de la tierra de cuya existencia yo no tenía noticia, y que por supuesto compré:
1. Chochitos ricos.
2. Cojones del Anticristo.
En el dorso de la caja de “Chochitos ricos” hay escrito un poema
precioso. Os dejo con él. Mi saludo y todos mis respetos al inventor del nombre
y del verso. Gracias a él me he estado descojonando la última semana (con Luis, y Olga, y José Luis, y Mayte, y Susana, y Andrei y Luigi e Iván, a los que tengo que
agradecer los maravillosos últimos días de vacaciones que he pasado en San
Vicente).
“Chochitos
ricos”. Jajajajajaja… Pero a quién se le ocurre…