viernes, 26 de septiembre de 2008

Festival de San Sebastián: algunos chismes

Mañana (u hoy, u ayer, u hace un mes, uséase que depende de cuando queráis leer esto) termina la 56 EDICIÓN DEL FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN, ya sabéis, el festival de cine más importante que se celebra en España, el marco incomparable de diez jornadas de celuloide, el cine del mundo abrazado por la playa de la Concha, etc, etc, etc. Servidor ha tenido el inmenso placer de pasar allí unos días, para trabajar un poco y para comer el otro. Así que os podría contar muchas cosas del Festival. No obstante, para los que sean cinéfilos de verdad, de los de cine iraní con subtítulos y los de cine oriental con planos largos (dicho sea esto sin ningún tipo de menosprecio: una de mis múltiples personalidades es totalmente afín a estos principios), les recomendaría que buscaran información más completa en otros foros (el blog de Cinexprés de estas últimas semanas es una buena opción, además de pertenecer a la empresa que me paga) (bueno, ésta también lo hace). Yo, como me da una vergüenza inexplicable ponerme a valorar cinematográficamente un Festival que no he vivido al completo, sólo me atrevo a daros unas pinceladas sobre el mismo (algunas de ellas vividas en primera persona y otras en tercera, pero siempre en terceras personas fiables y amigas).
Las chicas de El patio de mi cárcel en el patio de la suya

Así que: se hace sabeeeer…

  • Que la película de los Hermanos Coen (Quemar después de leer) se presentó en San Sebastián, pero que ellos no vinieron. Sus grandes estrellas, George Clooney y Brad Pitt, tampoco, que para algo estuvieron ya en Venecia. Y en su lugar vino John Malkovich, con una chaqueta de diseño imposible. Como decía Alejandro Sanz, “no sé cómo decirte, noooooo es lo mismo”.
  • Que durante la rueda de prensa de John Malkovich, alguien le preguntó que por qué había abandonado a su diseñador fetiche, Antonio Miró. Es más, se le dio a entender que su nuevo diseñador era un poco estrafalario. Pregunta: “¿Le importa decirnos quién le ha diseñado esa chaqueta?”. Respuesta: “Yo”. Tenso silencio y algunas carcajadas.
  • Que Antonio Banderas es la persona más maja y simpática del mundo, y que de su concepto de “promoción de una película” deberían aprender tanto Bardemes como Cruces ( ni acudió al Festival).
  • Que Javier Bardem se solidarizó en privado con Carlos Boyero, porque cada uno lleva estas semanas una cruz a cuestas (y ahora no me refiero a ). La del primero es que le critican “los estúpidos españoles que le critican”. Y la del segundo es que han firmado una carta contra él algunos cineastas que han firmado con tra él. Eso sí, a los dos parece que la situación les resbala. Hacen bien.
  • Que Ben Stiller no es gracioso. No como actor, sino como persona. Es serio, solemne e incluso tímido. Robert Downey Jr., en cambio, es un cachondo. Y su película Tropic Thunder: una guerra muy perra (se ve que el traductor tenía el día inspirado) es una chorrada muy divertida y que según se mire va muy en serio.
  • Que Robert Downey Jr. comió en Arzak, pero no bebió vino ni ningún otro tipo de alcohol. A eso le llamo yo una rehabilitación en toda regla.
  • Que las chicas de El patio de mi cárcel fueron de las más ovacionadas en el Festival. Verónica Echegui es todo fuerza, simpatía y raza. La película no debería ganar la Concha de Oro, pero tal vez Verónica se lleve la de plata. Y seguramente cuando lean esto yo ya me habré equivocado en el pronóstico.
  • Que Carmelo Gómez es la persona más maja y simpática del mundo. Bueno, con Antonio Banderas. Presentaba dos películas en el Festival, y a pesar de su apretada agenda nos dejó que le invitáramos a desayunar en el Barandiarán.
  • Que la película de Jaime Rosales Tiro en la cabeza es tan extraña que va a tener pocos amantes, muchos detractores, y algunos detractores durante 50 minutos y amantes durante 20 (este último caso es el mío).
  • Que Cándida Villar, la crítica de cine de Gomaespuma, se ha estado tragando dos y hasta tres películas diarias para hacer el programa de televisión de la noche. No os creáis que ha ido a San Sebastián de turismo. Cándida en una fenómena y otra cachonda mental. Ya os hablaremos más detenidamente de ella. 
Y ya está. Qué vergüenza, ir a San Sebastián para contar solamente esto. Qué frívolo. Bueno, la verdad es que fui a hacer más cosas, pero tampoco os creáis que fueron mucho más productivas. La mejor de ellas: cenar en el Restaurante Aldanondo con la mejor compañía posible. Un sano vicio que recomiendo encarecidamente.