martes, 23 de septiembre de 2008

Éstos se van a callar más pronto…

Me refiero a los presentadores de XQ no te callas, esa cosa que Telecinco se ha inventado para cubrir la franja que dominaron apabullantemente en tiempos del Tomate y que ahora no saben cómo recuperar. O sea, a Carolina Cerezuela y a Eugeni Alemany, los pobres, que en principio no tienen la culpa de nada.

Carolina Cerezuela luce escote junto a Ana Milán.

Carolina Cerezuela es una de esas víctimas del “pluriempleo-hasta-en-la-sopa” al que las televisiones someten a menudo a sus marionetas. Al pibón de Cámara Café le han sumado la lesbiana de Hospital Central, y ahora ni ella sabe bien el papel que tiene que cumplir en el XQ. A Eugeni Alemany le tengo menos pillado el punto. Me comunican por el pinganillo que era reportero del CQC, pero la verdad es que yo dejé de ver el CQC cuando el grandísimo Gran Wyoming (valga la redundancia) abandonó el barco. Les hice muy poco caso con Fuentes, y no les hago ninguno en su etapa de Frank Blanco. Mis espías (que no se crean, son mi novia y mi amigo Enrique) me dicen que Eugeni pertenece a la etapa Fuentes. Pues vale.
Uno de los problemas del XQ es que Carolina y Eugeni son la pareja con menos química de la televisión desde que Toni Cantó y Lydia Bosch presentaron un programa que se llamaba Sábado noche. Y les estoy hablando de 1988. Los dos viven atados a un guión tan rígido que no les debe hacer gracia ni a los guionistas (a los que envío un solidario saludo). Y la fórmula de poner a un dúo haciendo coñas para sustituir al Tomate ya le explotó a Telecinco en las manos, con ese espacio delirante y disfuncional que se llamaba Las gafas de Angelino y que duró menos tiempo que el late night de Máximo Pradera. Por suerte. Otro problema es que el éxito de Carolina Cerezuela llegó con Cámara Café. La chica es buena actriz, interpreta muy bien su papel y es superatractiva, vale… pero ante la máquina del café tiene un magnetismo extra para el público masculino: las tetas. Perdón, el escote. La susodicha cámara está ligeramente elevada, con lo que el susodicho escote luce aún más espectacular. Y XQ no te callas no va dirigido especialmente al público masculino, la cámara está de frente, y aunque en los últimos programas están intentando arreglar esto abriendo blusa y acortando falda (de verdad, que me he fijado), su escote pierde aquí bastante sentido. Acabo de releer este párrafo y deduzco que quien tiene un problema con las tetas de Carolina Cerezuela no es ella, soy yo. Así que no me hagan caso.
Pero el problema principal es que, tras una primera semana con un 10% de audiencia (y menos), XQ no te callas ha decidido dar un giro. ¿Hacia dónde? Hacia el Tomate. Los nuevos personajes de los que nos hablan son parecidos. Los locutores suenan parecido. Hasta los textos son parecidos. Pero el Tomate, con todo lo que tenía de despreciable, inmoral, aborrecible, etc, etc, etc. (que lo tenía), era un programa MUY BIEN HECHO. Y eso, parece ser, es lo que acaba teniendo éxito.
Venga, yo digo que estos se callan definitivamente el lunes 13 de octubre. Por cada día que falle, prometo mortificarme y admito mortificaciones. Pero voy a buscar primero en el diccionario lo que significa exactamente mortificarse. Por si acaso.