martes, 12 de julio de 2011

La fiesta de Rocky 65

Hace unos días, concretamente varios, cumplía 65 años uno de los actores más taquilleros, poderosos, famosos, imitados, denostados, admirados, y podríamos seguir calificándolo con adjetivos contrapuestos hasta la puesta de sol. Porque resulta que Sylvester Stallone, Sly, es cáncer, que nació un día antes que yo (y unos cuantos años) y que el otro día fue su aniversario consigo mismo. Y me he quedado yo pensando, “esté tío, qué de cosas ha hecho, ¿no?”
Sylvester es un hombre muy dado a dos cosas: a hacer películas con un número detrás y a hacer películas con el nombre propio de su personaje. Hace unos años pude preguntarle en persona (¡sí!) por esa peculiaridad de sus papeles, y lo justificó diciéndome que al público le gustan los personajes fuertes, y recordar su nombre. Yo me imagino su fiesta de cumpleaños llena de los héroes y gañanes que ha interpretado Sly y que tienen un nombre propio.
Rocky. El hombre.
Iría Rocky Balboa, el tipo al que Sylvester ha interpretado 6 veces, una cada 10 años de su vida. Sylvester ha estirado el chicle de Rocky hasta tal punto (que si pierdo, que si gano, que si pierdo y gano en la misma, que si voy a Rusia, que si me retiro que si vuelvo) que hay gente pagana en esto que no sabe que Rocky (1976) es buena y que ganó el Oscar a la mejor película y que Stallone estuvo nominado.
Iría Rambo. John Rambo. Y nadie osaría airarle o quitarle el vaso de ponche. 4 veces ha hecho Sly de Rambo, 4 veces se ha metido en la piel de este intolerable héroe de Vietnam, 4 veces que han hecho olvidar que Acorralado también fue una buena película.
Iría su hermano Frank, Frank Stallone, que cantaba aquello de “Far from over” en Staying alive. No tuvo mucho éxito en la música, Frank. Pudo con él lo de ser “el hermano de”, como tal vez les sucedió a Los Pecos. O tal vez no.
No iría su estilista, ni los médicos que le tratan su parálisis facial. Por cabrones.
Los frikis viejunos de “Los mercenarios”.
Iría un jovencito en bolas y empalmadete, un recuerdo de juventud, una pequeña muestra de que Sly, de joven, fue un actor porno apodado “el potro italiano” (bueno, se lo pusieron al recuperar estas películas después del éxito de Rocky). La película, atención fans del emule, se llama The Party at Kitty and Stud’s.
Supongo que también irían sus primeros y breves personajes, como su fugaz aparición en el metro en la película Bananas (de Woody Allen, no es otro título porno) en la que pretende pegar a Woody. O el portero que se para el penalti final en Evasión o victoria, ése que se lanza a por la pelota con la boca medio abierta como si estuviera gritando: “Adriaaaaaaaaaane!!!”
Iría Cobra, un policía supermacarra que iba en moto y que inspiró a Torrente el subtítulo de su primera película. El uno era “el brazo fuerte de la ley”. El segundo, “el brazo tonto”.
No iría Brigitte Nielsen, pareja de Sly en Cobra, porque sólo estuvo dos años casada con él y porque no terminaron muy bien, ya que se decía que Brigitte se zumbó a Tony Scott, Eddie Murphy y Arnold Schwarzenegger durante el matrimonio. Yo podría perdonar una infidelidad, pero nunca con Eddie Murphy. Ahora igual se llevan de puta madre, pero no he seguido esta relación y no tengo tiempo de averiguar cómo les va antes de entregar la lista de invitados.
Irían otros tipos duros con nombre propio: Cliffhanger, Hawk, Tango… Hay que ver lo que le gusta a este tío ponerles el nombre de sus personajes a las películas. También iría el fantasma de Sofía Petrillo, los iniciados en Stallone sabrán por qué.
Y deberíamos invitar a un montón de ilustres colegas: Harvey Keitel y Robert de Niro (curró con ellos en Copland), y otros compañeros de los anabolizantes y el friquismo: Dolph Lundgren, Mickey Rourke, Bruce Willis, Arnold Schwarzenegger… (con muchos de ellos está rodando la segunda parte de Los mercenarios).

Y una vez hecho el ingrato trabajo de organizarle la fiesta, yo creo que no iría.