martes, 5 de julio de 2011

Blackthorn (que no es un remake) y algunos remakes innecesarios

No ha empezado con demasiado buen pie en taquilla Blackthorn, el western de Mateo Gil en el que recupera al personaje de Butch Cassidy, aquel que interpretara Paul Newman con pericia en Dos hombres y un destino. Y no lo ha hecho por varios motivos, supongo. 1) Porque es un western (no estamos en el auge de los westerns, pese a que hay muchos). 2) Porque es española con Eduardo Noriega y Sam Shepard (y eso es raro). 3) Y porque excepto a los muy cinéfilos, no creo que al nuevo público le preocupe demasiado lo que sucedió con Butch Cassidy (porque de The Sundance Kid ya sabemos todos que fundó un Festival de cine independiente).
Sin embargo, Mateo Gil ha creado un western muy interesante, pausado, dirigido con mucha, mucha más maestría que su ópera prima Nadie conoce a nadie o su reciente corto Dime que yo.
Blackthorn no es un remake, como he oído por ahí. Es un “WHAT IF”, léase “guatif” (qué habría pasado si…), en este caso, what if Butch no hubiera muerto. Hay en la historia del cine pocos guatifs. Así que esta película me ha hecho pensar más en los remakes que en los guatifs. En remakes que no hacía ni puta falta de que se hicieran, porque si la perfección ya existe, no la rehagas. Como dice David Broncano, es como si Pamela Anderson se operara de algo. Pero insisto, Blackthorn es una más que digna película y no es un remake.
Blackthorn, el what if.
1. CORRIGIENDO A LOS CLÁSICOS.
- Supongo que esta categoría se hace para llevar al cine a generaciones nuevas que no soportan el blanco y negro. Si no, no se entiende que alguien pretendiera que Steve Martin no hiciera revolverse en su tumba a Spencer Tracy y a Vincente Minnelli cuando protagonizó los remakes de El padre de la novia (1991) y El padre es abuelo. Steve Martin luego también perpetró dos de las películas de La pantera rosa.
- Scorsese y de Niro también se cubrieron de gloria con El cabo del miedo (también del aciago 1991). Consiguieron que una película terrorífica con Gregory Peck y que un personaje estremecedor, el Max Cady de Robert Mitchum, se convirtieran en un esperpento que ha donado a la antología del humor frases como “¿Dónde estás, abogadoooooooooooo?”
- Y Sidney Pollack, a mi juicio sobrevalorado director, también sucumbió a los remakes con Sabrina (y sus amores) (1995), poniendo a la pobre Julia Ormond a competir con el recuerdo de la Sabrina de Audrey Hepburn y Billy Wilder. Yo conocí a Julia Ordmond y es simpatiquísima, pero Audrey está por ahí colgada en mi casa varias veces (bueno, ella no, carteles suyos).
- Ladykillers es un triple delito. 1) Es de los Coen, que no deberían nunca hacer remakes (y ya llevan dos), 2) Tom Hanks osa compararse a Alec Guinnes, 3) El quinteto de la muerte (1955) era ya una genialidad que no necesita ser revisitado, leñe.
Ladykillers. Pa qué.
2. ATREVIÉNDOSE CON HITCHCOCK
-Remakear (o cmo se diga) a Hitchcock parece un género en sí. Un crimen perfecto (1998) intentó que Michael Douglas, Gwyneth Paltrow y Viggo Mortensen mejoraran lo que el mago del suspense rodó en (1954) con Ray Milland, Grace Kelly y Robert Cummings. No lo consiguieron, igual que no lo consiguió Gus Van Sant ese mismo año con Psycho, al que le dio por repetir plano por plano Psicosis (1998). Por cierto, también andaba por ahí Viggo Mortensen.
- Hace poco, Michael Bay, el de Transformers, amenazó con rodar un remake de Los pájaros. Y el otro día, en esas películas que ponen los sábados por la tarde, echaban una versión de Extraños en un tren pero con dos mujeres y un autobús. No se llamaba Raras en un bus, pero sería algo así.
3. ADAPTANDO A LOS EUROPEOS
- Aquí puedes entender un poco a los americanos: como no vamos ni de coña a  ver cine europeo, rodemos sus éxitos nosotros y nos ahorramos eso tan chungo de pensar. Y así nacieron Tres hombres y un bebé (1987), versión yanqui de la francesa Tres solteros y un biberón, con Tom Selleck, Ted Danson y Steve Guttemberg. Bueno, no es lo peor que he visto. O El talento de Mr. Ripley, que es también  una digna adaptación de Anthony Minghella de A pleno sol (1960), de René Clément. Los americanos no la vieron en su momento y en cambio se volcaron en la versión de Matt Damon, Gwyneth Paltrow y Jude Law. Se entiende mejor la cosa, creo.
4. REMAKES ESPAÑOLES
- Lo que no entiende es que en 2003, alguien quiera hacer Atraco a las tres… y media con Iñaki Miramón, Josema Yuste y Elsa Pataky. A ver: Atraco a las tres (1962), de José María Forqué, es posiblemente la mejor comedia española, y todas las generaciones están acostumbradas a ver a López Vázquez, Gracita, Alexandre, Alfredo Landa… No se puede hacer un remake. Y si se hace por error, hay que hacerlo muy bien. Miramón y Yuste… no por Dios.
- Rec. Balagueró no tiene la culpa, el pobre, pero los americanos le compararon la película para hacerla exactamente igual, plano a plano. Incluso Jennifer Carpenter (la hermana de Dexter y mujer del actor que lo encarna) se llama Ángela Vidal. Manuela Velasco me contaba que se le hizo rarísimo ver todas sus escenas calcadas por otra actriz.
- O como cuando Tom Cruise le compró a Amenábar Abre los ojos para hacer Vanilla Sky. El caso es que Vanilla sky es una versión burda y con más pasta (y con más metraje) que la española. Se decía que duraba 20 minutos más para que los americanos entendieran las cosas.
5. TOTAL, PARA HACER LO MISMO…
- Hay otros remakes que no se entienden. Alfie (2004) no está mal, Jude Law lo hace bien, perlo la película sobre el playboy neoyorquino es prácticamente igual que la de los años 60 con Michael Caine. Curioso lo de Law y Caine, porque también hicieron en 2007 La huella, y tampoco está mal, pero claro, ves la de 1972 de Joseph Leo Mankiewicz y…
- Y mira a Jude Law, que en 3 años repitió dos papeles de Caine
6. LOS 80 SON NUESTROS
- Y termino con dos horrores recientes sobre dos películas que ya en los 80 no fueron grandes cosas. Fama, la de 1980, la de Alan Parker, la que dio paso a la leyenda de la serie, no era una maravilla. Pero ya sabéis la que lió. Rehacerla en 2009 es un suicidio. Y así fue: no fue a verla ni el Señor Sorowski.
- Y Furia de titanes, que era una película digna y sobre todo una de las últimas lecciones del maestro Ray Harryhausen del entrañable stop motion, también fue perpetrada el año pasado para mayor gloria del 3D (del malo). El público no respondió, la antigua era una invitación a conocer la mitología griega y la nueva es una invitación a irte del cine. Aunque en España no cuajó, ya se ha rodado la segunda parte