El lunes fui a
la frutería a comprar una sandía sin pipas, porque si las frutas no tuvieran
pipas ni huesecillos todos comeríamos más y estaríamos más sanos. Y en éstas
andaba cuando escuché la siguiente conversación entre una señora de unos 60
años y el frutero, que se llama Bernabé.
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Señora: Qué rabia tengo, Bernabé. El sábado se
acabó The prisoner
y yo estaba enganchada.
-
Bernabé: Ah, pues yo casi me alegro, gorda
señora (Bernabé no suele tratar así a los clientes, pero se conoce que no sabía
cómo se llama la señora y no nos engañemos, estaba levemente obesa).
Y aquí haría falta una tercera
persona en el papel de narrador para introducir datos que Bernabé y la señora,
adictos a las series, conocen de sobra, pero que el lector de este blog igual
ignora, así que en un asombroso derroche de recursos narrativos, voy a
introducir a un personaje ficticio al que llamaremos Tobías Manuel.
-
Tobías Manuel: Ustedes dispensen si me inmiscuyo
es su cháchara, pero ¿se refieren a The
prisoner, la serie que este verano ha emitido CANAL+ y que está
basada en un antiguo éxito de la televisión británica de los años 60? ¿A la
serie en la que un hombre aparece extrañamente en una ciudad
llamada ”La villa” de la que no puede escapar? ¿A la serie de la AMC,
creadora de maravillas como Mad
men, y que el año pasado aspiró a varios premios Emmy? ¿Se refieren
a dicha serie, señora fornida pero encantadora y Bernabé, ave fénix de los
fruteros?
(Tal vez me ha salido un poco
forzado este personaje, pero es necesario que aporte datos así)
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Una imagen de la serie "The prisoner" de los años 60. |
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Bernabé (obviando por completo a Tobías
Manuel, porque no olvidéis que es un personaje ficticio y a los
personajes ficticios hay que ignorarles y no darles cancha, como hago yo con el
hindú que se me aparece a veces y me insulta): Y le diré por qué me alegro de
que se acabe, lozana clienta: porque me parece que es una serie que se ha
estrenado exclusivamente para aprovechar el filón de Perdidos.
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Señora: Pero qué dices, si esta serie ya estaba creada en 1967, y
entonces no existía Perdidos,
si lo de ahora es solamente un remake…
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Bernabé: Ya lo sé, pero mira que se podían haber hecho remakes de miles
de cosas y justo lo hacen de una serie en la que el protagonista aparece en un
sitio que no conoce y del que no puede salir, y el espectador tampoco puede
ayudarle. Qué casualidad, ¿eh, rechoncha señora? Qué casualidad.
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Tobías
Manuel: Tal vez tenga razón Bernabé. Tras el
éxito de Perdidos
hay muchas series que han intentado repetir el esquema de un grupo de gente a
la que le sucede algo que no entienden ni ellos ni el espectador, y cuyo
misterio va creciendo con los capítulos. A bote pronto se me ocurre Flash Forward, que prometía
ser un éxito pero que no coló, porque no parecían saber resolver el misterio ni
los propios guionistas, y hasta tuvieron que detener la serie para
replanteársela…
-
Señora: Pero ¿y Ian
McKellen? ¿Qué me dices de la actuación de Ian McKellen? ¿Y de esa
gran idea de la ciudad de la que resulta imposible salir?
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Tobías
Manuel: Joder, no me hacen ni puto caso, a ver
si voy a ser un personaje ficticio.
-
Bernabé: Ah bueno, es que tú a Ian
McKellen lo metes en un episodio de las matrimoniadas y sale
airoso. Además, señora rolliza, yo no desprecio las actuaciones ni las tramas,
sino el hecho de que la serie no ha sabido ir aumentando la intriga sobre el
quiz de la cuestión. Y al final esa sociedad inexpugnable donde aparece el
protagonista (que es el Prisoner
en cuestión) no es una genialidad, ya no la comparo con la isla de Perdidos, sino que me
recuerda demasiado al mundo de 1984 de Orwell,
y Ian McKellen
no es otro que el Gran Hermano,
que incluso les vigila con cámaras…
- Tobías Manuel: ¿El Gran Hermano
de Mercedes Milá?
¿Quién es Orwell?
(perdón, creo que he
introducido un narrador ficticio con ciertas carencias culturales).
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Señora: Pues tú dirás lo que quieras, Bernabé, pero a mí la simple
presencia de Ian McKellen
y James Caviezel
me justifican la serie.
-
Bernabé: Porque estará usted en celo, mi querida clienta mofletuda, yo no
puedo con James Caviezel,
cada vez que aparece me acuerdo del Cristo gore de Mel Gibson y me pone de
los nervios.
-
Señora: Qué obtuso te pones a veces, Bernabé.
Anda, ponme un kilo de picotas.
![]() |
Ian McKellen y James Caviezel en "The Prisoner" versión 2010. |
La conversación continuó
durante un buen rato, pero yo, que ya había sido atendido por el ayudante de Bernabé, me alejé de la
frutería. Y me quedé pensando en
The prisoner. Al haberse emitido en CANAL+ y en verano, supongo que
muchos de vosotros no la habréis visto, pero también supongo que pronto caerá
en alguna de las televisiones generalistas. Así que tal vez puede interesaros
saber que es cierto que la serie tiene de bueno todo lo que decía la señora.
Por ejemplo, es inquietante que en la serie los personajes no tengan nombre,
sino un número identificativo. James
Caviezel es Número
6. Ian MCKellen
(enorme, en efecto) es Número
2, el líder. No es Número
1 para demostrar humildad al resto de la sociedad, un “detalle”
que me parece un puntazo de los guionistas, y que por lo visto ya estaba
en la serie original de 1967. Todo recuerda a esas sociedades tipo 1984, Brazil de Terry Gilliam o Farenheit 451 de Truffaut. Y sí, tiene un
cierto tufillo de aspirar a ocupar parte del hueco de Perdidos, aunque The prisoner lo intenta
creando historias individuales para cada capítulo y olvidando la trama que les
une, que queda en un segundo plano para volver a la palestra solamente al final
de cada episodio. Y tal vez ahí radique el error de la serie: esas tramas
semanales, por lo menos a mí, no han conseguido atraparme.
-
Tobías Manuel: ¿Y sabías que Iron Maiden le dedicó en
1982 una canción a The
Prisoner? Al principio del tema incluso se oía el audio de la serie
de los sesenta: “We want
information… information… information…”
Déjalo ya, Tobías Manuel. Conmigo no
tienes por qué hacer el papel de narrador. Vete al limbo de los personajes
ficticios con Don Pimpón
y José Luis Moreno.
Qué plasta se pone el tío.